Félix Ángel Moreno Ruiz

martes, 1 de abril de 2014

EL ADOQUÍN AZUL de Francisco González Ledesma



MEMORIA DEL OLVIDO

González Ledesma (Barcelona, 1927), uno de los grandes cultivadores del género negro en España, ha vuelto. Y lo hace con una novela breve, casi un relato, que ya había aparecido hace unos años en una colección que promocionaba una revista y que ahora publica la editorial Menoscuarto en una cuidada edición. El protagonista de esta historia es Montero, un joven poeta que, en los primeros y terribles años de la posguerra, escribe versos y conspira contra el régimen franquista. Un día, cuando asiste a una reunión clandestina, la policía irrumpe en el local. Montero consigue escapar de la redada, pero recibe un tiro en la cadera. Sangrando, casi arrastrándose, tropieza con un coche en el que viaja una mujer misteriosa que lo recoge y lo traslada a un piso. Allí, además de curarse de las heridas, descubre que Ana, su benefactora, es la esposa de uno de los jefes de la policía encargada de la represión política. Ponce, que así se llama el marido, es un hombre cruel y un fiel servidor de la dictadura, que está dispuesta a utilizar todos los mecanismos represivos para acallar cualquier atisbo de rebeldía. Hastiada de ese mundo y, a la vez, atrapada en él, Ana utiliza el apartamento como un oasis en el que poder escribir y refugiarse de tanta miseria. Allí permanece el poeta mientras sana la herida, oculto, sin poder ver siquiera la calle por temor a ser descubierto. Durante los meses de convalecencia, se inicia entre los dos jóvenes una historia de amor imposible, que se desmorona brutalmente cuando Ponce irrumpe en el piso y viola a Ana mientras Montero está oculto bajo una pila de ropa sucia. El poeta logra huir a Estados Unidos y, años después, con la llegada de la democracia, regresa a Barcelona para reencontrarse con la mujer. Sin embargo, los únicos recuerdos que tiene del piso en el que vivió su historia de amor son un adoquín pintado de azul por una niña, una fachada  decorada con estatuas y el sonido del tranvía. Durante varios años, aprovechando las vacaciones, recorre la ciudad con un plano intentado localizar el edificio, que se convierte en una obsesión, en un rayo de luna becqueriano e ilusorio mientras, inexorablemente, va envejeciendo y perdiendo la memoria y el sentido de la realidad. Cuando, por azares del destino, encuentra a la mujer, ya es demasiado tarde para los dos.
Un adoquín azul es una historia de decepciones, de desengaños, de sueños truncados por la más amarga realidad en la que la verdadera protagonista es la Barcelona “caótica, convulsa, sucia, viciosa y, por lo tanto, fascinante” de la posguerra. Y es también una novela bien escrita, con momentos líricos de gran intensidad y escenas de extremada crudeza y realismo, llevados con temple por la sabia mano de un maestro curtido en mil y una batallas literarias.

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