Félix Ángel Moreno Ruiz

lunes, 12 de mayo de 2014

CASANOVA Y LA MUJER SIN ROSTRO de Olivier Barde-Cabuçon



INTRIGAS VERSALLESCAS

En el Paris de 1759, en pleno reinado de Luis XV, se produce una serie de misteriosos crímenes cometidos contra mujeres que aparecen asesinadas en plena calle con el rostro desollado. Del caso se encarga el caballero del Volnay, comisario de las muertes extrañas. Este policía, incorrupto e  independiente, investiga todos los crímenes curiosos que ocurren en la ciudad del Sena y tiene plenos poderes para ello desde el día en que Damiens, un fanático justiciero, intentó asesinar al rey y Volnay se lo impidió. El comisario no está solo en su trabajo: cuenta con la ayuda de un monje hereje, mitad alquimista, mitad espadachín, que se encarga de realizar las autopsias y de estudiar, con criterios científicos, las pruebas que van apareciendo. Junto al cadáver de Hervé, la primera víctima, Volnay descubre una carta que implica directamente a Luis XV en el crimen. También descubre que varios personajes oscuros están dispuestos a todo para conseguirla. El policía y su ayudante se ven envueltos en una peligrosa conspiración en la que están implicados los miembros del Partido Devoto ―con el siniestro Ofag y su esbirro Wallace a la cabeza―, el conde Giacomo Casanova, la marquesa de Pompadour, amante favorita del rey, el conde de Saint-Germain y los miembros de la temible Hermandad de la Serpiente. Además, Volnay ha de luchar contra sus propias convicciones porque, por una parte, como buen funcionario, debe fidelidad al rey y, por otra, es un hombre íntegro que observa con horror los desmanes y la depravación del monarca.

Con estos mimbres, el francés Olivier Barde-Cabuçon construye en este primer caso del comisario Volnay ―el segundo, titulado Misa negra, será publicado en breve también por la editorial Siruela― una historia repleta de conspiraciones, intrigas y traiciones, en las que se ven envueltos personajes reales y ficticios. Sin llegar a ser una novela histórica, el autor ha sabido ambientar la trama en las postrimerías del absolutismo monárquico y retratar con acierto aquellos peligrosos años previos a la Revolución Francesa. Además, no cae en el error ―frecuente en este tipo de obras― de insertar extensas y aburridas digresiones, aunque sí aparecen abundantes explicaciones sobre costumbres y lugares de la época. Otro acierto es la sabia mezcla entre novela policíaca ―con sus sospechosos habituales, sus vueltas de tuerca y su final sorprendente―  y de aventuras. Y es que Casanova y la mujer sin rostro es una digna heredera de las novelas de capa y espada de Alejandro Dumas ―inevitablemente, muchos pasajes recuerdan a la saga de Los tres mosqueteros, cuyo principal referente en España es la serie protagonizada por el capitán Alatriste, el personaje surgido de la pluma de Pérez Reverte.

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