Félix Ángel Moreno Ruiz

lunes, 11 de diciembre de 2017

LA CLAVE GOYA de Manuel del Pino



 SOR DETECTIVE



Después de haber visto la luz en varios relatos, sor Consuelo, la monja investigadora salida de la pluma del escritor jienense afincado en Córdoba Manuel del Pino (Porcuna. 1971), protagoniza una novela breve, La clave Goya.
En el museo del Prado, se lleva a cabo un espectacular robo de varias piezas del Tesoro del Delfín y de uno de los cuadros más enigmáticos de Goya, Saturno devorando a sus hijos. Pronto las sospechas recaen sobre Mario Hurtado, un adolescente conflictivo que mantiene una relación tormentosa con su padrastro, Jacinto Hurtado, que es el conservador de las Salas Goya del museo y el verdadero ladrón. Mario acaba de dejar embarazada a su novia, no tiene ninguna perspectiva de futuro y se acerca peligrosamente al abismo de las drogas. Cuando la Policía encuentra en su cuarto una mochila con una de las piezas sustraídas, el inspector Leiva y la subinspectora Carla ―que ya habían protagonizado la primera novela policíaca del autor, Olivas negras― lo detienen sin contemplaciones y lo acusan formalmente del robo. Sin embargo, en el momento en que todo parece perdido para el joven, aparece oportunamente en escena sor Consuelo, una monjita teresiana menuda y simpática que ha viajado a Madrid desde Albera ―un ficticio pueblo del Sur― para enseñarles a sus alumnos las pinturas de la más famosa pinacoteca española. La religiosa ―mujer sagaz y astuta― se da cuenta pronto de que en este caso las apariencias engañan y, decidida a sacar al muchacho del embrollo, se embarca en una aventura trepidante para desenmascarar al auténtico responsable.
En la novela se utiliza con gran maestría la técnica de “la historia policíaca al revés”, que apareció profusamente en Colombo, la exitosa serie de televisión de los años setenta. En ella, el crimen se presenta al principio al igual que el culpable y su móvil. De esta forma, el lector conoce de primera mano y, por tanto, mejor que la Policía, los entresijos de la trama. A partir de ese momento, la labor del detective ―y lo emocionante de la historia― consiste en demostrar su culpabilidad. Otro acierto del libro es el diseño de los personajes, especialmente el de la monja sor Consuelo ―heredera Marple de Agatha Christie― quien, mediante preguntas socráticas y una tenacidad rayana en el entrometimiento, acosa al sospechoso cual perro de presa hasta que este acaba confesando del citado teniente Colombo, del padre Brown de Chesterton y, sobre todo, de Miss por agotamiento.
Con La clave Goya, Manuel del Pino ha sabido crear una novela ágil, escrita con un estilo sencillo, en la que los diálogos y la acción están bien compensados, y que conserva el aroma de las historias policíacas clásicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario