Félix Ángel Moreno Ruiz

domingo, 2 de diciembre de 2018

SIN PENA NI GLORIA


Acuérdate de Paula porque vas a morir es mi segunda novela. La escribí en 2012, inmediatamente después de acabar Un revólver en la maleta y antes de comenzar Estaré esperando para matarte, las dos novelas protagonizadas por Homero publicadas hasta la fecha. Decidí dar a conocer antes la segunda entrega del inspector para complacer a los escasos lectores que tengo, que me abordaban por la calle pidiéndome un nuevo caso del policía cordobés y de su compañero Pedro. Esta decisión y el hecho de que luego me embarcara en otros proyectos (la pieza teatral Pañuelos bajo la lluvia y el libro de relatos Misterio en los Pedroches) me permitieron revisarla a conciencia, volver sobre ella una y otra vez, pulirla, despojarla de escenas escabrosas que, observadas con el distanciamiento que ofrece el paso del tiempo, no aportaban nada relevante a la trama.
No hay peripecias detectivescas en Acuérdate de Paula porque vas a morir, donde prevalece lo negro sobre lo policíaco. Hay, por supuesto, una investigación, unos policías (o, más bien, un expolicía porque ya está jubilado), pero todo esto no tiene excesivo peso en la historia porque la atención se busca por otros procedimientos. Al lector no se le engaña con subterfugios, sospechosos habituales y pistas falsas; por el contrario, este intuye, sabe cosas o las adivina. Acompaña de la mano a los personajes en sus temores, en sus miedos; conoce, a veces, más que ellos y, al tiempo, ignora lo importante, por lo que se ve inmerso en un bucle de horror, de desesperación, de ilusiones truncadas, de locura.
Como suele ocurrir en mi narrativa, Acuérdate de Paula porque vas a morir posee una estructura compleja, con varias partes que sitúan la novela en dos espacios temporales distintos: uno, la Córdoba actual, donde se comete una serie de crímenes que, en apariencia, no tienen nada en común. Otro, la Córdoba de los años ochenta del pasado siglo, con la historia de una familia de inmigrantes oriundos de los Pedroches. También (como ya es algo habitual en mí) he procurado que el lector los reconozca. Así, las costumbres, música, calles, objetos y vehículos están presentes de manera natural para otorgar mayor verosimilitud a la trama. En esta ocasión, y a diferencia de las novelas protagonizadas por Homero y situadas a comienzos del siglo XX, la ambientación me resultó fácil porque son dos épocas (la actual y la de hace 25 años) que conozco en profundidad por haberlas vivido (in situ, como diría el inefable Catarella).
En Acuérdate de Paula porque vas a morir, por encima de la historia, del argumento y de la trama, destaca el universo de los personajes. En el proceso de escritura puse mi mayor empeño en su diseño, en que tuvieran una vida interior, en que evolucionaran de forma natural, en que no fuesen de cartón piedra o planos, como suele ocurrir (por las propias características del género) en la novela policíaca. De entre todos, destaca especialmente un personaje femenino. Posee una personalidad compleja, es contradictorio y misterioso (a veces, actúa como antagonista; a veces, como protagonista). Quien se adentre en la lectura de la obra probablemente terminará empatizando con él y con sus inquietudes.
Ya he dejado escrito más arriba que Acuérdate de Paula porque vas a morir es una novela negra. Como tal, pretende la reflexión del lector. No se busca que aparezcan crímenes aquí y allá sin ninguna justificación. En este sentido, se trata de una historia sobre la locura, la venganza, la amistad, el amor y la traición. Hay también un componente social porque realizo un retrato (nunca he pretendido que sea meramente costumbrista, sino crítico) de los barrios cordobeses, del entramado social de la ciudad.
Pese a todo, no es una novela de tesis, no defiendo ninguna postura. No hago apología de nada, solo coloco a unos personajes en una situación límite y los abandono a su suerte. Caminan sin ayuda, guiados por su propia ética (o por la ausencia de ella), por las pasiones más bajas, por la esperanza y por el deseo de venganza.
Por encima de todo, Acuérdate de Paula porque vas a morir es una novela que busca el entretenimiento. Mi mayor deseo (siempre ha sido así) es que el lector pase un rato ameno, que la lea en pocos días (o en pocas horas) y que, al final, tenga la sensación de que ha sido demasiado breve, de que bien podría haber tenido unas cuantas páginas más.

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