PASEN Y VEAN
El show de Gary es
la última novela de la escritora inglesa Nell Leyshon (Glastonbury, 1962). Reputada dramaturga, su anterior obra, Del
color de la leche (publicada también por Sexto Piso en 2013), obtuvo el
reconocimiento de la crítica y el beneplácito del publico español. Si entonces
la protagonista era una niña de quince años que, en la Inglaterra rural de
principios del siglo XIX, contaba una historia de penurias y de superación,
ahora nos encontramos con Gary, un delincuente habitual que, tras toda una vida
marcada por las drogas y la cárcel, realiza un pormenorizado relato de su
experiencia vital desde su nacimiento en el seno de una familia desestructurada
(formada por una madre alcohólica, un padre ladrón y maltratador, y dos hermanos
menores) hasta su entrada en una espiral autodestructiva de violencia y de
drogadicción. Contada en primera persona, como ocurre en la novela picaresca,
comparte con este género barroco numerosos puntos en común: el uso de la
analepsis como técnica narrativa, el recorrido de la vida de Gary como un
proceso de aprendizaje, la presencia de varios “amos” que le enseñan distintas
formas de delinquir y que lo hacen madurar a base de golpes, y un protagonista
que es un antihéroe (en este caso, un ratero, que lo mismo roba bolsos que
desvalija casas deshabitadas). Hay, también, una deuda con la aclamada novela
de Irvine Welsh, Trainspotting, por la
frescura y desenfado de sus personajes principales. Como el inolvidable Mark
Renton (interpretado para la gran pantalla por Ewan McGregor), Gary es un
deslenguado y encantador caradura, que se mete al lector en el bolsillo desde
la primera pagina y lo hace partícipe de sus miedos, de sus zozobras y de sus
ambiciones.
A lo largo de las páginas del libro, asistimos a la radiografía de una
vida marcada por los malos tratos, la falta de amor y el desprecio, al
aprendizaje de diversas métodos de robo y de estafa (de hecho, el libro se
puede leer como un instructivo manual para delincuentes), que van cubriendo con
distintas capas de dureza la concha protectora que Gary se fabrica para
sobrevivir en un mundo cruel y despiadado, en el que todo cambia cuando conoce
a Mandy, una prostituta toxicómana con la que toca fondo e inicia el largo
proceso de regeneración. El protagonista habla directamente al lector con un
lenguaje mordaz, cínico y poblado de disfemismos, y lo invita a acompañarlo en
el recorrido de su vida como si fuera un
show y él, el maestro de ceremonias. De esta forma, nos hace cómplices
de su manera de entender la vida y nos obliga a reflexionar sobre un debate
presente en la novela desde el Naturalismo (la lucha entre el libre albedrío y
el determinismo biológico y cultural) y a aceptar que, tal vez, nosotros
habríamos actuado como él en las mismas circunstancias
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