Félix Ángel Moreno Ruiz

lunes, 28 de febrero de 2022

LOS COLORES DEL ADIÓS de Bernhard Schlink

 NOSTALGIAS


El escritor germano Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944) es un reputado autor de novelas negras, cuyo protagonista es el detective privado Gerhard Selb. Además, ha escrito bestsellers como El lector, que reflexiona sobre las atrocidades cometidas por los alemanes de a pie bajo el régimen nazi. Gran parte de su obra traducida al castellano ha sido publicada por la editorial Anagrama, que también se encarga de editar su última producción, Los colores del adiós, un hermoso libro que recoge nueve relatos. Todos cuentan una historia distinta (un hombre carcomido por los remordimientos tras haber traicionado a su mejor amigo, otro se justifica a sí mismo por su pasividad ante un crimen, otro decide que no volverá a sucumbir al chantaje emocional, una mujer pasa página con su exmarido y deja que las heridas cicatricen, una joven mantiene una relación un tanto peculiar con su padrastro, un muchacho despierta a la adolescencia durante las vacaciones de verano en compañía de su madre, un hombre intenta conocer por fin a su hermano una vez fallecido, un anciano aprende a envejecer y una pareja disfruta del placer de las pequeñas cosas), pero también presentan rasgos comunes: los personajes están tratados con suma delicadeza, el velo de la elegancia y del humor cubre las escenas más escabrosas, y el sentimiento de nostalgia tinta las páginas de un libro que es un canto de cisne a la reconciliación, al perdón y al sentimiento de empatía hacia las flaquezas humanas.

domingo, 13 de febrero de 2022

EL ARMA PERFECTA de Francisco Castillo

 SALVAR AL PRESIDENTE



La novela de espionaje, tan cultivada en la literatura anglosajona (¿quién no recuerda títulos inolvidables como El espía que surgió del frío de John le Carré, El agente secreto de Joseph Conrad o Moonraker de Ian Fleming, todos ellos llevados al cine con notable éxito?), apenas sí ha recibido atención de los escritores en lengua española. Una loable excepción es, precisamente, la de un escritor de nuestra tierra, Francisco Castillo Arenas (Córdoba, 1976), quien, con El arma perfecta, consolida una saga que se inició con Cazar al Capricornio (2009) y continuó con La otra cara de Jano (2012), protagonizadas todas por el agente del CNI (los servicios de espionaje españoles) Antonio Alba, un tipo duro y resolutivo que, con un sentido particular de la justicia y un espíritu rebelde, se granjea enemigos en un mundo donde la traición y la mentira son el pan de cada día. En esta ocasión, los servicios de inteligencia europeos y norteamericanos han tenido conocimiento de que el presidente de los Estados Unidos va a sufrir un atentado durante una visita a nuestro país y a Alba se le encarga la dirección de las operaciones para desmantelar la operación terrorista antes de que esta se lleve a cabo. En una carrera contra el tiempo, luchando contra mil y un obstáculos (procedentes algunos de las líneas amigas) e intentando salvar su propia vida (amenazada por sicarios implacables), el agente español se moverá por distintos espacios geográficos nacionales y extranjeros en una aventura trepidante en la que no faltan todos los tópicos del género: vertiginosas persecuciones de vehículos, tiroteos espectaculares, reuniones secretos de malvados en habitaciones a prueba de micrófonos, topos infiltrados, armas secretas, conspiraciones internacionales que amenazan la paz mundial, sueros de la verdad, ocultación de pruebas y de cadáveres, comandos operativos, buenos que resultan no serlo tanto y un final impactante y abierto para que la saga de Antonio Alba continúe.
Con El arma perfecta, Francisco Castillo ha demostrado con creces que conoce el género a la perfección, que domina los mecanismos y las técnicas para crear una novela que engancha desde las primeras páginas, que atrapa al lector y lo lleva en volandas y en un suspiro hasta el final. Esta maestría se manifiesta incluso en el contraste, como necesario contrapeso, entre las escenas de acción, predominantes en el libro, y las que retratan la vida íntima del protagonista, que está felizmente casado con otra funcionaria del CNI y es padre de familia. Y también en el espíritu crítico que rezuma la novela: los problemas suelen complicarse porque los intereses políticos impiden que puedan actuar con eficacia los verdaderos profesionales, que quedan, como cabezas de turco, a merced de los resultados.
Larga vida a Antonio Alba.

LA LLUVIA INGLESA de Ana Muela Pareja

 CUENTAS PENDIENTES

La escritora conquense Ana Muela Pareja es una afamada y premiada novelista que ha cultivado el género negro con éxito de crítica y público. De su pluma es la serie del inspector Gajanejos, que cuenta, hasta la fecha, con dos títulos (El falso cuerno del rinoceronte y Alma máter) y ahora se ha alzado con el XL Premio de novela “Felipe Trigo”, que convoca el ayuntamiento pacense de Villanueva de la Serena y que, desde hace unos años, edita la Fundación “José Manuel Lara”. La novela ganadora, La lluvia inglesa, nos cuenta, en primera persona, las vicisitudes de una mujer española que, desorientada en la vida tras el abandono de su esposo y la pérdida de su puesto de trabajo, recibe una noticia inesperada: desde Cambridge, la llaman una noche para comunicarle que su padre ha sufrido un ictus y es inminente su fallecimiento. Se desplaza al Reino Unido con lo puesto y en el hospital se reencuentra con su progenitor, que está postrado en la cama, después de muchos años de ausencia. Tras darle el alta, se lo lleva a la casa paterna para cuidarlo mientras espera el fatal desenlace. Utilizando la técnica del monólogo interior, Ana Muela ha construido una novela absorbente, que se lee de un tirón, repleta de sobresaltos y de falsas apariencias. Como Carmen Sotillo de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, nuestra protagonista se desahoga ante su padre (y ante el lector) relatando una vida de maltrato, de frustraciones y de falta de amor.