Félix Ángel Moreno Ruiz

sábado, 30 de enero de 2021

NUESTROS INESPERADOS HERMANOS de Amin Maalouf

SALVAR A LA HUMANIDAD


¿Qué ocurriría si un buen día se produjera un corte eléctrico y se interrumpieran todas las comunicaciones con el mundo exterior, si se silenciaran las emisoras de radio y solo se oyera un monótono zumbido que presagiara un cataclismo nuclear o un desastre natural? Eso es, precisamente, lo que le sucede al protagonista de la última novela del escritor libanés afincado en Francia Amin Maalouf. Alec es un dibujante de gran prestigio, cuyas creaciones gráficas son publicadas en los principales diarios occidentales. Vive recluido voluntariamente en una pequeña isla, separada del continente por un paso que se inunda con la marea alta. Su única vecina es Eve, una novelista que recibió el beneplácito de crítica y público con su primera obra, y que ahora, falta de ideas y en plena crisis de creación, ahoga sus penas en alcohol y lleva una vida de anacoreta. El  apagón eléctrico provoca que ambos entablen una relación que va intensificándose al tiempo que inician una investigación de las causas de tan extraño fenómeno. Todo parece proceder de unos inesperados hermanos de la humanidad, que han decidido intervenir ante la gravísima situación en la que se encuentra nuestro planeta, que está a punto de sufrir una devastadora guerra nuclear que pondría fin a la vida humana tal y como la conocemos. Estos seres, cuyo procedencia es desconocida (el autor no aclara si tendrían un origen extraterrestre o serían humanos que habrían decidido vivir alejados de nosotros en un mundo paralelo, una especie de Atlántida sumergida en el océano), se consideran herederos de los valores de la cultura clásica helénica y han alcanzado un elevado nivel de conocimiento y de desarrollo tecnológico, que les permite anular a su antojo nuestras comunicaciones, neutralizar los mecanismos de lanzamiento de los misiles con ojivas atómicas, sanar todas las enfermedades y alargar la vida eternamente.

En Nuestros inesperados hermanos, Amin Maalouf (uno de los intelectuales más lucidos de las letras francesas, ganador de premios tan prestigiosos como el Goncourt o el Príncipe de Asturias de las Letras, defensor incansable de las relaciones entre Oriente y Occidente) reflexiona sobre los riesgos que conlleva la intervención de una cultura superior para mejorar la vida de un pueblo que vive en unas condiciones deplorables o está sumido una decadencia autodestructiva. Por una parte, se hace necesaria la ayuda; sin embargo, también puede incurrirse en un paternalismo prepotente que conduciría a la dependencia, al recelo y al posterior odio de los seres protegidos. Como confiesa el hermano Agamenón a su amigo Alec, “hemos intervenido para impedir la aniquilación y solo para eso; cualquier detalle adicional no haría sino emponzoñar nuestra existencia y la vuestra. ¡Y para siempre! ¡Ya lo creo, por los siglos de los siglos!”.


domingo, 17 de enero de 2021

LA INSUMISA de Cristina Peri Rossi

 CORAJE Y DIGNIDAD



Hablar de Cristina Peri Rossi es hacerlo de una las voces más singulares del boom hispanoamericano, que convulsionó el panorama literario de los años sesenta y setenta del pasado siglo con una estética revolucionaria y unos enfoques novedosos para la época. Nacida en Montevideo en 1941, se vio obligada a exiliarse en España en 1972 poco antes de que los militares tomaran el poder en Uruguay tras un golpe de estado. Desde entonces, se ha mantenido fiel a sus principios defendiendo con ardor e inteligencia los valores progresistas, la liberación de la mujer, la homosexualidad, y criticando los abusos y la corrupción del sistema capitalista, la decadencia de Occidente y la pérdida progresiva de las libertades y de los derechos fundamentales. A la obra literaria de la escritora uruguaya, que es extensa y variada (narrativa, poesía, ensayo, periodismo, traducción), que ha sido merecedora de las más altas distinciones (Premio Loewe de poesía, premio Ciudad de Barcelona, Premio de relatos Vargas Llosa, Premio José Donoso, entre otros), se le suma ahora la novela La insumisa, que acaba de publicar en España la editorial Menoscuarto. De carácter autobiográfico y con un título revelador, en ella Cristina Peri Rossi recorre los años de la infancia y de la adolescencia, y lo hace con la mirada perspicaz, aguda, irónica y humana, muy humana, con la que nos tiene acostumbrados. Así, cuenta la relación con su madre, con la que congenió desde que era pequeña y que fue la primera persona a la que amó realmente; el enfrentamiento con su progenitor, hombre violento y alcohólico, que representaba todos los valores contra los que la autora ha luchado a lo largo de su vida; el recuerdo cariñoso de unos tíos que vivían en el campo (él era jefe de la estación de trenes de Casupá) y con los que descubrió el amor a la naturaleza, a las cosas sencillas y a los animales; la especial relación con su tío Tito, “hombre soltero, inteligente, culto ateo y misógino”; el primer abuso sufrido cuando tuvo que ser operada y, por supuesto, el despertar sexual de la adolescencia, los primeros besos y caricias, y también los primeros menosprecios y humillaciones sufridos por su condición de mujer y de lesbiana. Sin embargo, Cristina Peri Rossi no aprovecha la ocasión para ajustar cuentas con su pasado ni para sacudir los fantasmas que pueblan los pasadizos del alma de cualquier ser humano (como sí hizo Georges Simenon en Carta a mi madre); por el contrario, todas sus vivencias y recuerdos (hasta los más desagradables) están pasados por el tamiz de la elegancia y del humor, que le permite hablarle directamente a su padre y decirle que “tuviste que morirte para que tanta pasión equivocada se volviera compasión, y para que tus tres mujeres (tu esposa y tus dos hijas) te dieran algo del afecto que no recibiste estando vivo y sano”.

VIDA DE GUASTAVINO Y GUASTAVINO de Andrés Barba

 EL SUEÑO AMERICANO


No es tarea fácil escribir la biografía de un personaje y aunque las propias andanzas y peripecias vitales del biografiado ayuden (desde luego, no es lo mismo narrar la azarosa vida de Vicente Blasco Ibáñez que la anodina de Antonio Martínez Ruiz
Azorin), el autor debe ofrecer al lector un relato ameno en el que, junto a los necesarios datos históricos y verídicos, se añadan otros elementos (frescura en las descripciones, diálogos ágiles, perspectivismo) que conviertan su lectura en una aventura trepidante. Eso es, precisamente, lo que Andrés Barba consigue con Vida de Guastavino y Guastavino. Sin haber terminado sus estudios de arquitectura, en compañía de su amante y del menor de sus hijos, tras cometer un desfalco, Rafael Guastavino viajó a Nueva York a finales del siglo XIX para hacerse rico construyendo edificios con la técnica medieval de la bóveda tabicada, que tuvo la osadía de patentar tras perfeccionarla. La ciudad que encontró era muy semejante a la que Martin Scorsese nos describe en Gangs of New York: el hacinamiento humano, la pobreza y la falta de higiene campaban por sus respetos en viviendas de madera que ardían con facilidad. Los Guastavino, que ofrecían un producto ignífugo, comenzaron a abrirse camino, no exento de dificultades y de bancarrotas, hasta convertirse en los arquitectos de moda, cuyas obras son en la actualidad uno de los sellos identificativos de la ciudad norteamericana.