Félix Ángel Moreno Ruiz

lunes, 20 de diciembre de 2021

LA FECUNDIDAD DEL CUENTO ANDALUZ

El relato breve, a lo largo de su extensa vida, que arranca en la literatura española con los apólogos medievales y con recopilaciones como Sendebar y Calila e Dimna, ha vivido etapas de florecimiento y de crisis, originadas por las modas y los gustos imperantes en cada época. Hoy no es exagerado afirmar que celebra una edad dorada, marcada por la influencia del boom hispanoamericano de los años sesenta del pasado siglo, en el que los cuentos de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ricardo Piglia o Sergio Pitol impusieron una nueva forma de contar historias. Este éxito está motivado por la ingente cantidad de escritores que lo cultivan y por la calidad de sus producciones, y se pone de manifiesto en los múltiples premios de relatos que se convocan cada año en diversos puntos de la geografía andaluza, en el volumen de libros de cuentos que se publican y en la presencia de editoriales (algo impensable hace algunos años) especializadas en este subgénero que ha experimentado con sus propios límites, como es el caso del microrrelato, que supone un ejercicio de condensación tal que su extensión se mide en el número de palabras o de caracteres. Andalucía, comunidad que ha sido desde siempre cuna de excelentes narradores, ha contribuido poderosamente al éxito del cuento en estos últimos treinta y cinco años con una nómina de autores nada desdeñable que cultivan todas las temáticas: fantástica, negra y policíaca, de terror, surrealista, erótica, realista, introspectiva, costumbrista y un largo etcétera porque, si algo define a la narrativa actual, es la ausencia de escuelas y de tendencias propias de una adscripción geográfica concreta.

 Córdoba: el magisterio de Mucho Cuento

La vinculación de Córdoba con el relato viene de antiguo. Cordobeses son algunos de los premios de cuentos con más solera y con mejor dotación económica del panorama literario nacional, como el certamen de narrativa corta Villa de Torrecampo (que este año cumple su vigésima segunda convocatoria) o el premio de narrativa Antonio Porras (que ya va por la trigésima novena edición). Por otra parte, la asociación cultural Mucho Cuento, creada a comienzos del siglo XXI, que tiene como objetivo el fomento del relato breve mediante la convocatoria de cursos y seminarios de creación literaria, grupos de lectura y la edición de obras conjuntas de autores cordobeses, ha contribuido poderosamente al éxito de este género. En cuanto a los cuentistas más destacados, cabe hacer mención al escritor y periodista Francisco Antonio Carrasco (Belalcázar, 1958), quien ha publicado, hasta la fecha, tres libros de relatos: El silencio insoportable del viajero y otros silencios (finalista de los premios de la crítica andaluza y nacional del año 2000), La maldición de madame Bovary y Taxidermia (Premio Solienses 2012). Carrasco es un autor de prosa limpia, que busca la palabra precisa para sumergirnos en historias que abordan la soledad y la incomunicación. Los cuentos de Pedro Tébar (Villanueva de Córdoba, 1943), recogidos en Música en la almohada y en Canción de la madre del agua, están ambientados en su tierra natal e influidos por las leyendas populares. Por su parte, el poeta Antonio Luis Ginés (Iznájar, 1967) ha escrito El fantástico hombre bala y Teoría de lo imperfecto, en los que mezcla el humor, la ironía y el absurdo para contar historias cotidianas. El también poeta Francisco Onieva (Córdoba, 1976) es autor de Los que miran el frío (premio Andalucía de la crítica 2012 a la ópera prima), conjunto de relatos ambientados en la Guerra Civil, y de El extraño escritor y otras devastaciones, una amarga reflexión sobre los distintos tipos de escritor. Manuel Moyano (Córdoba, 1963) ha desarrollado su carrera literaria en Cataluña y en Murcia, donde reside actualmente, y es autor de El amigo de Kafka, El oro celeste, El experimento Wolberg y Teatro de ceniza, cuyos relatos han aparecido en las mejores antologías de cuentos. Por último, cabe destacar Ellas también viven, primer libro de Pilar Muñoz Álamo (Pozoblanco, 1967), afamada escritora de novela romántica e intimista.

 El éxito del relato gaditano

De Cádiz son algunos de los mejores cuentistas españoles, que publican en editoriales de primera línea y son merecedores de premios y reconocimientos internacionales. Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966), escritor polifacético, es autor de una extensa producción, que se inició con Minifundios y que alcanza altas cotas con El que apaga la luz, considerado por la crítica como uno de los mejores libros de relatos del siglo XX escritos en castellano. Por su parte, la narrativa corta de Felipe Benítez Reyes (Rota, 1960) encarna una visión desengañada e irónica de la existencia humana. Poseedor de un lenguaje deslumbrante, en Un mundo peligroso o en Maneras de perder radiografía la sociedad actual con pretensiones desmitificadoras. Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, 1968) ha sido ganador de numerosos concursos literarios de cuentos antes de alcanzar la fama como novelista con El mapa del tiempo. Es autor de cinco libros de relatos en los que demuestra su pericia en el arte del cuento. También debemos mencionar al algecireño José Eduardo Tornay, narrador con un inconfundible estilo literario personal, que ha publicado relatos en periódicos y revistas literarias y dos libros: A la sombra de los bloques y Los observatorios.

 La diversidad de los cuentistas granadinos

 Granada cuenta con una importante nómina de escritores de relatos, muchos de ellos instalados en otras provincias. Es el caso de Guillermo Busutil, que ejerce su actividad profesional en Málaga. Director de la prestigiosa revista literaria Mercurio, su libro Vidas prometidas fue Premio Andalucía de la crítica en 2012 y finalista del Premio Setenil el año anterior. También el de Miguel Ángel Zapata (Granada, 1974), quien desarrolla desde 2002 su labor literaria en Madrid y es autor de cuatro libros de cuentos: Ternuras interrumpidas, Esquina inferior del cuadro, Baúl de prodigios y Revelaciones y Magias (los dos últimos de microrrelatos). En otros casos, son autores que han adoptado la ciudad andaluza como su lugar de residencia. De Aranjuez e instalada en Granada desde 1980, Pilar Mañas destaca en El salario de seda y en La piel del frío por una prosa realista con tintes poéticos. El argentino Andrés Neuman vive en la ciudad nazarí desde la adolescencia. Novelista de prestigio (alcanzó la consagración en 2009 con El viajero del siglo, premio Alfaguara y premio de la Crítica), es autor de una interesante producción cuentística y de divulgación del relato breve como coordinador de diversas antologías. La melillense Cristina Gálvez ha desarrollado en la capital granadina una original carrera literaria centrada en el cuento, que se ha materializado en varios libros de relatos (entre los que destaca Monstruos cotidianos) y en la participación en numerosas antologías. Por su parte, Ángel Oleoso (Cúllar Vega, 1961) está considerado como uno de los autores de referencia del cuento fantástico, con un prodigioso dominio del lenguaje y una capacidad para fabular historias recogidas en diecinueve libros y en numerosas antologías. Miguel Ángel Cáliz es un excelente escritor de relatos (Rupturas y ambiciones) y además realiza una importante labor divulgadora del género narrativo breve con la impartición de talleres creativos y la dirección de una revista literaria. Por último, Cristina Morales, ganadora del prestigioso premio Herralde de novela en 2018 con Lectura fácil, es autora también de un libro de cuentos, La merienda de las niñas, escritos al final de la adolescencia, pero que muestran una innegable madurez y las extraordinarias dotes que la acompañan como narradora.

 La nómina de escritores andaluces continúa

 Onubense, pero afincado en Sevilla, Hipólito G. Navarro ha dedicado su carrera literaria casi exclusivamente al cuento, donde experimenta con el lenguaje para narrarnos historias repletas de humor inteligente e irónico.

El relato breve sevillano tiene el honor de contar con el peruano Fernando Iwasaki (Lima, 1961), que vive desde hace años en la capital andaluza y es autor de más de una decena de libros en los que despliega sus dotes de historiador, su obsesión por relatar sus fracasos amorosos y todo ello con una prosa irónica y elegante, que bebe en las mejores fuentes borgianas. Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) es poseedor de una fecunda trayectoria cono novelista (ha ganado, entre otros, el Premio Ateneo de Sevilla en 2009 por El violinista de Mauthausen), pero se inició en la literatura como escritor de cuentos (su relato Ojos tristes fue Premio Max Aub) y ha escrito varios libros dedicados a este subgénero narrativo (Estado provisional, El centro de la tierra, La letra pequeña). Lara Moreno (Sevilla, 1978) se dedica profesionalmente a labores editoriales, que compagina con una importante carrera literaria, en la que destacan varias novelas y libros de relatos (Casi todas las tijeras, Cuatro veces fuego). Sus cuentos han sido seleccionados en numerosas antologías.

De Málaga era el polifacético Nacho Albert Bordallo (1974–2017). Escritor, guionista, dramaturgo y director de escena, destacó como un autor de relatos con un estilo muy personal y poseedor de un universo narrativo único que alcanzó su cima en Cartografía del desamor y otros relatos. Malagueño también, Francisco José Lobillo posee una interesantísima carrera como escritor de relatos que ha merecido numerosos galardones y premios.

Hablar del cuento almeriense es hacerlo de Miguel Ángel Muñoz, quien es autor de varios libros de relatos (Entre malvados, El síndrome ChéjovQuédate donde estás), que han sido incluidos en las antologías más destacadas del cuento de los últimos años. Y también de Antonia Moreno Cañete, una original autora, cuyos relatos han sido premiados en varios concursos literarios, aunque, por desgracia, gran parte de su obra permanece aún inédita.

En Jaén destacan dos escritores de novela negra, que también poseen una importante producción cuentística. Jesús Tíscar Sandra (Jaén, 1970) ejerce profesionalmente como actor, lo que no le ha impedido alzarse con premios como el Ciudad de Getafe por La japonesa calva. El humor, la ironía y un dominio del lenguaje valleinclaniano afloran en libros como Los pimientos y otros cuentos indigestos. Nacido en Porcuna, pero afincado en Córdoba, donde ejerce como profesor de Filosofía, Manuel del Pino es autor de una vasta obra breve, que ha publicado en su mayoría en plataformas digitales (Las perlas de Carla, Las aventuras de Víctor Lince, Sor Consuelo te ayuda).

Finaliza este breve recorrido por los últimos treinta y cinco años del relato andaluz con el convencimiento de que no están todos los que son (aunque se puede afirmar que los que aquí aparecen son excelentes cuentistas, muchos de ellos novelistas y poetas de prestigio) y de que al cuento andaluz le depara un futuro prometedor asegurado por estos autores y por otros jóvenes que, con paso firme, buscan su lugar en el panorama literario nacional.

domingo, 7 de noviembre de 2021

DIOS NO ESTÁ CON NOSOTROS PORQUE ODIA A LOS IDIOTAS de Miguel A. González

 AJUSTE DE CUENTAS


Héctor es un policía recién salido de la academia, inteligente, sensible y ávido de conocimiento. René es un inspector alcohólico, escéptico y amargado. Estos personajes tan antagónicos son compañeros y están encargados de un caso difícil: descubrir y detener a un asesino en serie que ha cometido tres crímenes sangrientos. En todos ellos ha utilizado una máscara de gas para ocultar su rostro y ha colocado un poema sobre los cadáveres de sus víctimas como marca distintiva. Encerrados en un despacho claustrofóbico y cutre, pasan las horas a la espera de noticias sobre el asesino mientras inician un proceloso viaje hacia los recuerdos, en el que afloran las miserias más recónditas y secretos que nunca debieron ser desvelados. Utilizando técnicas propias del experimentalismo de los años sesenta y setenta del pasado siglo y desechadas por la narrativa actual (sometida a los dictámenes comerciales y condescendiente con el lector medio), el dramaturgo y narrador Miguel A. González (Madrid, 1982) ha escrito una atípica novela negra, culta y repleta de referencias literarias y cinematográficas, que bebe de la mejor tradición anglosajona, en las que nos invita a reflexionar sobre algunas dicotomías recurrentes en el género policíaco: el sentido del deber y la ambición personal, el coraje y la cobardía, el deseo de venganza y el perdón.


EL ÁRBOL DE LOS SUEÑOS de Gustavo Martín Garzo

 EL PLACER DE CONTAR


El escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo, autor de una sólida y galardonada producción narrativa, acaba de publicar en Galaxia Gutenberg El árbol de los sueños, una obra que escapa a la consideración que en la actualidad tenemos de un libro de relatos al uso porque entronca con las colecciones medievales que, procedentes de Oriente y siguiendo las rutas comerciales de la seda y de las especias, se extendieron por toda Europa formando un corpus de apólogos y fábulas que se reproduciría, con las consabidas variaciones, en recopilaciones como los Cuentos de Canterbury, el Libro de Buen Amor, el Conde Lucanor, el Decameron, el Sendebar o el Calila e Dimna. Todos ellos, a partir del modelo de Las mil y una noches, tenían una historia marco en la que se incluían los relatos (la relación entre Sherezade y el sultán, los consejos de Patronio al joven Lucanor, los amores de don Melón y doña Endrina, el alto en el camino de los peregrinos). En El árbol de los sueños, se trata de los recuerdos de un narrador testigo que, tras el fallecimiento de su hermana y de su madre, decide pasar a papel las historias que su progenitora les contaba en su infancia. Mujer extraordinaria, viajera y lectora incansable, había atesorado a su largo de su corta pero intensa vida un sinnúmero de historias que entremezclaba y enlazaba haciendo así más feliz la existencia de sus hijos al sumergirlos en un mundo de fantasía, pero también más provechosa por las enseñanzas que encerraban. El lector que se adentre en este libro de libros, en este árbol frondoso de ramas que se bifurcan y convergen, se encontrará viajando por lugares comunes (desde los cuentos presentes en las recopilaciones antes mencionadas a las narraciones épicas clásicas como la Ilíada o la Odisea) que la imaginación prodigiosa de Martín Garzo enreda y desenreda con sus propias aportaciones para crear un universo en el que los sueños se hacen realidad o, como escribe el narrador al final del libro,  que sirve “para devolver las cosas reales a los sueños de donde procedían”.  El árbol de los sueños es, así, un hermoso homenaje al arte (tan antiguo como el ser humano) de contar historias, de atrapar con la palabra la atención de unos interlocutores que continuarán, por los siglos de los siglos, la tradición milenaria. Y es, también, un sentido tributo al papel que tradicionalmente ha desempeñado la mujer en este oficio de contador, representado en el libro en una joven aventurera que, tras viajar por medio mundo, un buen día decide casarse con el gerente del hotel leonés en el que suele alojarse cuando visita esta ciudad. A pesar de que sienta la cabeza y de que funda una familia convencional, su espíritu rebelde e indómito se conserva intacto mientras su cuerpo, consumido por la enfermedad, se va apagando paulatinamente, aunque deja para la posterioridad un puñado de historias que son, en realidad, una hermosa metáfora de nuestra existencia: somos lo que hemos vivido y podemos contar.


domingo, 24 de octubre de 2021

SIETE NOVELAS CORTAS de Carmen Laforet

 HEROÍNAS Y ABNEGADAS


1944 fue el año de la publicación de Nada, una novela que llegó como un soplo de aire fresco al árido panorama literario español de la posguerra. Ese mismo año se alzó con el Premio Nadal y su autora, una joven Carmen Laforet, que en ese momento contaba con veintitrés años, deslumbró al público y a la crítica por su madurez, la posesión de un estilo literario propio y la capacidad de recrear literariamente el malestar existencial de una de las épocas más oscuras y miserables de la España contemporánea. Entre la publicación de su segunda novela, La isla y los demonios, en 1952, y la tercera, La mujer nueva, en 1955, Carmen escribió siete novelas breves que ahora la editorial palentina Menoscuarto publica con un esclarecedor prólogo de Álvaro Pombo y con una emotiva nota introductoria de su hijo Agustín Cerezales, para conmemorar el centenario de la autora catalana. 

Las siete novelas (o relatos extensos porque algunas no alcanzan tal categoría por su excesiva brevedad) poseen, pese a la variedad de contenidos y de argumentos, varios nexos en común que permiten editarlas en un único libro. En primer lugar, está su particular estilo, reconocible desde la primera línea: un lenguaje cuidado, un marcado carácter pedagógico en el que se atisban también leves notas de humor inteligente e irónico, la maestría en la construcción de los diálogos y las apreciaciones de un narrador omnisciente que da su particular punto de vista de lo que les acontece a los personajes. Además, las siete novelas están protagonizadas por mujeres que, de alguna u otra forma, nos recuerdan a la joven Andrea de Nada: en El piano, es Rosa, una mujer casada que se ve obligada a deshacerse de su única herencia, un magnífico piano de cola, para poder subsistir; en La llamada, es doña Eloisa, una venerable anciana que tiene que lidiar con una sobrina estrambótica y enajenada; en El viaje divertido, es Elisa, una abnegada ama de casa que abandona por unos días la casa familiar para hacer un merecido viaje de descanso; en La niña, es Carolina, una mujer que ha sacrificado toda su vida por la familia de su hermana fallecida y por cualquier persona anónima que necesita su ayuda; en Los emplazados, es Teresa, una joven maestra que se ve atrapada en el horror de la guerra; en El último verano, es doña Pepita, desahuciada por los médicos y a quien sus hijos le dan como último regalo una vacaciones de despedida; en Un noviazgo, es Alicia, una sufrida secretaria a quien su jefe propone matrimonio. Todas ellas comparten un sentimiento de altruismo, todas son víctimas propiciatorias que se ofrecen en sacrificio por el bien de los demás. La misma autora las calificó en su día como beatas por el carácter santo de los personajes, dotados de un sentido de la bondad y de la generosidad muy superior al resto de sus congéneres. Y, como en Nada, en el ambiente de todos los relatos flota una desagradable sensación de opresión, de hambre, de privación y de injusticia.


domingo, 25 de julio de 2021

LA DESAPARICIÓN DE ADÈLE BEDEAU de Graeme Macrae Burnet

DESNUDANDO AL ASESINO

El escritor escocés Graeme Macrae Burnet (Kilmarnock, 1967) se dio a conocer en España cuando la editorial Impedimenta publicó en 2019 Un plan sangriento, un falso true crime en el que, junto a la crónica de un homicidio, se radiografiaba la Escocia de hace un siglo y medio: el sometimiento de su población al caciquismo medieval, la pervivencia de supersticiones de origen celta, la connivencia de la iglesia presbiteriana con el poder y la presencia de un ancestral patriarcado que ahogaba las ilusiones del protagonista del relato. El éxito de público y crítica ha permitido que la misma editorial se haya atrevido con la ópera prima del autor, La desaparición de Adèle Bedeau, publicada originariamente en 2014 y que, dada la calurosa acogida que recibió de los lectores anglosajones, cuenta ya con una secuela, El accidente en la A35 En la novela que nos ocupa, se narra, como reza el título, la desaparición Adèle Bedeau, una camarera que trabaja en el Restaurant de la Cloche, un bistró de Saint-Louis, localidad francesa cercana a la frontera con Suiza. En el local, cutre y decadente, se reúne una fauna de personajes peculiares, entre los que destaca, por su rareza, Manfred Baumann, director de una banco de la localidad. Manfred es un inadaptado social, un ser solitario y frustrado, que está obsesionado con la camarera, a quien espía furtivamente a la salida del restaurante. Un día, la joven no se presenta a trabajar. Tras la correspondiente denuncia, el inspector Gorski, un policía que vive amargado por el fracaso de su primer caso, inicia una investigación para esclarecer las causas del posible crimen y enseguida sospecha de Baumann, que se muestra ambiguo y poco creíble durante el interrogatorio. A partir de ese momento, el inspector irá estrechando el cerco sobre el empleado de banca, intentando que este dé un paso en falso o confiese el homicidio.
Al margen de la poderosa trama y de un final cuajado de sorpresas, en el que el autor da una vuelta de tuerca con un desconcertante epílogo, demostrando que todavía es posible ser original en un género tan trillado como el negro, la novela destaca por el análisis de los personajes y por la crítica costumbrista, algo que vemos también en Un plan sangriento. Graeme Macrae secciona, como el bisturí de un cirujano, las distintas capas de la personalidad de los personajes, en especial la de los protagonistas, Manfred y Gorski, para desnudar completamente sus almas, mostrándonos hasta el más íntimo de sus anhelos y sus pasiones inconfesables. Por otra parte, la novela es un lúcido retrato de un pueblo de interior, mediocre, insulso y vulgar, tanto como los seres que lo habitan, respetables personas ancladas al terruño como los mejillones a las rocas, incapaces, en teoría, de cometer ningún nefando crimen hasta que se demuestra lo contrario.

domingo, 6 de junio de 2021

CUENTOS de Sergio Pitol

EN BUSCA DE LA PALABRA PRECISA



La editorial Cátedra, en su prestigiosa colección Letras Hispánicas, acaba de publicar una selección de los cuentos del mexicano Sergio Pitol, Premio Cervantes en 2005. El estudio preliminar ha estado a cargo de José Luis Nogales Baena, quien también ha llevado a cabo la selección de los relatos y las notas a pie de página. Su lectura permite al lector un mayor conocimiento de la vida y de la obra corta de este polifacético escritor que también ejerció como traductor, llevó a cabo labores de edición y fue un notable diplomático de su tiempo.
Sergio Pitol, nacido en 1933, perteneció a una fecunda generación de escritores mexicanos, entre los que destacó Carlos Fuentes, amigo y compañero en la facultad de Derecho. Ambos iniciaron sus producciones literarias bajo el magisterio del español Manuel Martínez Aguilar, catedrático exiliado tras la Guerra Civil en el país hispanoamericano, y, sobre todo, de Alfonso Reyes, el gran intelectual y humanista que los animó a viajar al extranjero para conocer la cultura y literatura de otros países. Siguiendo su carrera diplomática, Pitol se ausentó de su país natal por largos períodos de tiempo para recorrer parte de Europa. En España vivió durante la eclosión del Boom y colaboró activamente con la agente Carmen Balcells y con el editor Carlos Barral en la promoción de las nuevas promesas latinoamericanas que se habían instalado en Barcelona en los estertores del Franquismo. Él mismo había iniciado unos años antes su producción literaria que, sin embargo, quedó un tanto oculta bajo la sombra de nombres como su compatriota Carlos Fuentes, el colombiano García Márquez o el peruano Vargas Llosa. Fue a partir de la década de los noventa cuando llegaron el éxito de público, el reconocimiento de la crítica y los galardones, que culminaron con la concesión en 2015 del premio que lleva el nombre de su mentor y maestro.
Sergio Pitol, al igual que Juan Ramón Jiménez, fue un corrector incansable y obsesivo de su obra. Revisaba una y otra vez sus textos buscando la palabra precisa y la construcción más exacta. Esta actitud se manifiesta en la calidad estética y en la solidez conceptual de sus escritos, en especial de sus cuentos. Se inició en la escritura con este género, que no abandonó durante toda su carrera literaria. De hecho, fue tan importante que algunos de sus cuentos aparecieron también, en forma de capítulos, en varias de sus novelas. 
La presente edición contiene veinte relatos, que han sido seleccionados por José Luis Nogales Baena siguiendo los criterios de calidad y de variedad. La mayoría apareció ya en el volumen tercero, dedicado a los cuentos y relatos, de sus Obras escogidas y está ordenado según un orden cronológico, lo que permite tener una visión, si no completa, sí bastante ajustada de su estilo preciso, de su evolución como cuentista, de su concepción del mundo y de los temas que le preocupaban como intelectual y escritor.

domingo, 23 de mayo de 2021

CUENTOS COMPLETOS de Ricardo Piglia

 EL ARTE DE NARRAR


Hablar del argentino Ricardo Piglia es hacerlo de uno de los pesos pesados de las letras hispanoamericanas, autor de una extensa obra que incluye novelas, cuentos, ensayos, diarios y guiones cinematográficos, merecedor de los más altos galardones (Premios de la Crítica, Rómulo Gallegos, Casa de las Américas, Dashiell Hammett, entre otros muchos) y del favor del público lector durante más de cincuenta años de trayectoria literaria, que se vio truncada en 2017, al fallecer víctima de una esclerosis lateral amiotrófica. Unos años antes, cuando ya le habían diagnosticado la terrible enfermedad, inició la ardua tarea de poner en orden los escritos que aún no habían sido editados y de compilar parte de su obra, entre la que se encontraban todos los relatos que había ideado desde 1967. Tenía previsto publicar Cuentos completos un año después de que aparecieran Los casos del comisario Croce, pero, por desgracia, estos se dieron a conocer póstumamente en 2018 y ahora ve la luz tan magna obra, publicada por Anagrama y revisada personalmente por el autor, a pesar de las dificultades que progresivamente y de manera inexorable iban surgiendo cada día con una enfermedad que, sin embargo, no mermó las ganas de continuar con su labor creadora ni su espíritu combativo.
En Cuentos completas no aparecen recogidas los libros originales tal cual fueron publicados en su día, sino que Piglia los revisó añadiendo cuentos que, por diversos motivos, aparecieron directamente en revistas o, simplemente, quedaron inéditos. Leerlos reunidos todos permite, por una parte, observar la evolución en el estilo y en la temática del escritor porteño a lo largo de los años y, por otra, comprobar cómo, a pesar del tiempo transcurrido, el universo pigliano permanece incólume: la influencia de narradores de la talla de Borges, Cortázar y Hemingway, su devoción por la obra de su compatriota Roberto Arlt, la ubicación de muchas de las historias en la época del Peronismo, retratado magistralmente con sus luces y con sus sombras, la atracción por el controvertido personaje de Eva Duarte, el amor que profesaba al género policíaco, que aquí aparece específicamente en Los casos del comisario Croce, en cuentos repartidos por otras colecciones (La loca y el relato del crimen, perteneciente a Nombre falso, por ejemplo) y en las tramas de muchos de los relatos. Porque Ricardo Piglia fue, desde su juventud, un lector empedernido de los clásicos norteamericanos del género como Hammett y David Goodis (llegó incluso a dirigir una colección de novelas negras), cuya huella se manifiesta en la reflexión ética de sus personajes, en el análisis deductivo de la realidad y en una visión crítica de la sociedad que radiografía con genial maestría.
Cuentos completos se convierte así en un libro imprescindible y necesario para conocer y profundizar en la obra de uno de los más grandes narradores contemporáneos en lengua castellana.
Todo un clásico.

martes, 11 de mayo de 2021

LA PATRIA DE LOS SUICIDAS de Pascual Martínez

MUERTE ENTRE OLIVOS



Calor insoportable, olivos y suicidios. Estos son los tres ingredientes que conforman La patria de los suicidas, ópera prima del escritor riojano Pascual Martínez (Logroño, 1973). El sargento de la Guardia Civil, Ernesto Pitana, es trasladado desde Madrid al municipio cordobés de Iznájar, en pleno verano, para hacerse cargo del cuartelillo que acaba de inaugurarse. Allí se encuentra con un plantel de subalternos de lo más variopinto y con el suicidio de un hombre que, aparentemente, llevaba una vida normal. El olfato de sabueso del sargento le hace sospechar que en aquella muerte hay algo anormal, por lo que comienza a investigar y a desenredar un ovillo de crímenes que está cometiendo un asesino en serie y cuya explicación está enraizada en un hecho del pasado.
La patria de los suicidas sigue, punto por punto, los cánones del género: un policía con un turbio pasado y con un genio de mil demonios (que está llamado a dar guerra en sucesivas entregas), unos secundarios que marcan el contrapunto (en especial, el agente Palomeque, que bebe del inefable Catarella, el telefonista de las novelas del comisario Montalbano de Andrea Camilleri), un asesino en serie de libro de psiquiatría y una historia bien orquestada con sus sospechosos habituales, sus giros en la trama y su final sorprendente. Pero, además, para el lector cordobés la novela tiene el aliciente de estar situada en nuestra tierra, en el conocido como “triángulo de los pueblos suicidas”, donde el índice de muertes voluntarias es muy superior a la media del país.

domingo, 25 de abril de 2021

ESBIRROS de Antonio Ortuño

SIN CONCESIONES



Como un puñetazo en el hígado.
Así son los relatos que aparecen en Esbirros, el último libro de mexicano Antonio Ortuño (Jalisco, 1976), unas de las voces más aclamadas y fértiles de la nueva generación de narradores hispanoamericanos, que está renovando el género con interesantes propuestas tanto temáticas como estilísticas. 
Publicado por Páginas de espuma (editorial que está apostando fuerte por el cuento, que se encuentra en un momento dulce por la variedad de autores y por la calidad de sus creaciones), el libro se divide en tres partes de desigual extensión. La primera (titulada “Ayer”), contiene dos cuentos que se sitúan, como reza el título, en tiempos pretéritos y entronca con los apólogos medievales y las narraciones de origen oriental como Las mil y una noches. La tercera (“Mañana”), formada por un solo relato, es una distopía futurista en la que los roles de género se han invertido. La parte central (“Hoy”) es la más extensa y está situada en el México actual. Son ocho historias de violencia extrema y sin sentido que reflejan la grave crisis ética e institucional en la que está sumido el país latinoamericano. 
Aunque, en palabras del propio autor, los relatos “carecen de moraleja”, encontramos en todos ellos una visión hobbesiana de la vida: el hombre es su peor enemigo porque esclaviza a sus semejantes y hace de estos víctimas de sus frustraciones. Siempre habrá, parece decirnos Ortuño, jefes y esbirros.

sábado, 30 de enero de 2021

NUESTROS INESPERADOS HERMANOS de Amin Maalouf

SALVAR A LA HUMANIDAD


¿Qué ocurriría si un buen día se produjera un corte eléctrico y se interrumpieran todas las comunicaciones con el mundo exterior, si se silenciaran las emisoras de radio y solo se oyera un monótono zumbido que presagiara un cataclismo nuclear o un desastre natural? Eso es, precisamente, lo que le sucede al protagonista de la última novela del escritor libanés afincado en Francia Amin Maalouf. Alec es un dibujante de gran prestigio, cuyas creaciones gráficas son publicadas en los principales diarios occidentales. Vive recluido voluntariamente en una pequeña isla, separada del continente por un paso que se inunda con la marea alta. Su única vecina es Eve, una novelista que recibió el beneplácito de crítica y público con su primera obra, y que ahora, falta de ideas y en plena crisis de creación, ahoga sus penas en alcohol y lleva una vida de anacoreta. El  apagón eléctrico provoca que ambos entablen una relación que va intensificándose al tiempo que inician una investigación de las causas de tan extraño fenómeno. Todo parece proceder de unos inesperados hermanos de la humanidad, que han decidido intervenir ante la gravísima situación en la que se encuentra nuestro planeta, que está a punto de sufrir una devastadora guerra nuclear que pondría fin a la vida humana tal y como la conocemos. Estos seres, cuyo procedencia es desconocida (el autor no aclara si tendrían un origen extraterrestre o serían humanos que habrían decidido vivir alejados de nosotros en un mundo paralelo, una especie de Atlántida sumergida en el océano), se consideran herederos de los valores de la cultura clásica helénica y han alcanzado un elevado nivel de conocimiento y de desarrollo tecnológico, que les permite anular a su antojo nuestras comunicaciones, neutralizar los mecanismos de lanzamiento de los misiles con ojivas atómicas, sanar todas las enfermedades y alargar la vida eternamente.

En Nuestros inesperados hermanos, Amin Maalouf (uno de los intelectuales más lucidos de las letras francesas, ganador de premios tan prestigiosos como el Goncourt o el Príncipe de Asturias de las Letras, defensor incansable de las relaciones entre Oriente y Occidente) reflexiona sobre los riesgos que conlleva la intervención de una cultura superior para mejorar la vida de un pueblo que vive en unas condiciones deplorables o está sumido una decadencia autodestructiva. Por una parte, se hace necesaria la ayuda; sin embargo, también puede incurrirse en un paternalismo prepotente que conduciría a la dependencia, al recelo y al posterior odio de los seres protegidos. Como confiesa el hermano Agamenón a su amigo Alec, “hemos intervenido para impedir la aniquilación y solo para eso; cualquier detalle adicional no haría sino emponzoñar nuestra existencia y la vuestra. ¡Y para siempre! ¡Ya lo creo, por los siglos de los siglos!”.


domingo, 17 de enero de 2021

LA INSUMISA de Cristina Peri Rossi

 CORAJE Y DIGNIDAD



Hablar de Cristina Peri Rossi es hacerlo de una las voces más singulares del boom hispanoamericano, que convulsionó el panorama literario de los años sesenta y setenta del pasado siglo con una estética revolucionaria y unos enfoques novedosos para la época. Nacida en Montevideo en 1941, se vio obligada a exiliarse en España en 1972 poco antes de que los militares tomaran el poder en Uruguay tras un golpe de estado. Desde entonces, se ha mantenido fiel a sus principios defendiendo con ardor e inteligencia los valores progresistas, la liberación de la mujer, la homosexualidad, y criticando los abusos y la corrupción del sistema capitalista, la decadencia de Occidente y la pérdida progresiva de las libertades y de los derechos fundamentales. A la obra literaria de la escritora uruguaya, que es extensa y variada (narrativa, poesía, ensayo, periodismo, traducción), que ha sido merecedora de las más altas distinciones (Premio Loewe de poesía, premio Ciudad de Barcelona, Premio de relatos Vargas Llosa, Premio José Donoso, entre otros), se le suma ahora la novela La insumisa, que acaba de publicar en España la editorial Menoscuarto. De carácter autobiográfico y con un título revelador, en ella Cristina Peri Rossi recorre los años de la infancia y de la adolescencia, y lo hace con la mirada perspicaz, aguda, irónica y humana, muy humana, con la que nos tiene acostumbrados. Así, cuenta la relación con su madre, con la que congenió desde que era pequeña y que fue la primera persona a la que amó realmente; el enfrentamiento con su progenitor, hombre violento y alcohólico, que representaba todos los valores contra los que la autora ha luchado a lo largo de su vida; el recuerdo cariñoso de unos tíos que vivían en el campo (él era jefe de la estación de trenes de Casupá) y con los que descubrió el amor a la naturaleza, a las cosas sencillas y a los animales; la especial relación con su tío Tito, “hombre soltero, inteligente, culto ateo y misógino”; el primer abuso sufrido cuando tuvo que ser operada y, por supuesto, el despertar sexual de la adolescencia, los primeros besos y caricias, y también los primeros menosprecios y humillaciones sufridos por su condición de mujer y de lesbiana. Sin embargo, Cristina Peri Rossi no aprovecha la ocasión para ajustar cuentas con su pasado ni para sacudir los fantasmas que pueblan los pasadizos del alma de cualquier ser humano (como sí hizo Georges Simenon en Carta a mi madre); por el contrario, todas sus vivencias y recuerdos (hasta los más desagradables) están pasados por el tamiz de la elegancia y del humor, que le permite hablarle directamente a su padre y decirle que “tuviste que morirte para que tanta pasión equivocada se volviera compasión, y para que tus tres mujeres (tu esposa y tus dos hijas) te dieran algo del afecto que no recibiste estando vivo y sano”.

VIDA DE GUASTAVINO Y GUASTAVINO de Andrés Barba

 EL SUEÑO AMERICANO


No es tarea fácil escribir la biografía de un personaje y aunque las propias andanzas y peripecias vitales del biografiado ayuden (desde luego, no es lo mismo narrar la azarosa vida de Vicente Blasco Ibáñez que la anodina de Antonio Martínez Ruiz
Azorin), el autor debe ofrecer al lector un relato ameno en el que, junto a los necesarios datos históricos y verídicos, se añadan otros elementos (frescura en las descripciones, diálogos ágiles, perspectivismo) que conviertan su lectura en una aventura trepidante. Eso es, precisamente, lo que Andrés Barba consigue con Vida de Guastavino y Guastavino. Sin haber terminado sus estudios de arquitectura, en compañía de su amante y del menor de sus hijos, tras cometer un desfalco, Rafael Guastavino viajó a Nueva York a finales del siglo XIX para hacerse rico construyendo edificios con la técnica medieval de la bóveda tabicada, que tuvo la osadía de patentar tras perfeccionarla. La ciudad que encontró era muy semejante a la que Martin Scorsese nos describe en Gangs of New York: el hacinamiento humano, la pobreza y la falta de higiene campaban por sus respetos en viviendas de madera que ardían con facilidad. Los Guastavino, que ofrecían un producto ignífugo, comenzaron a abrirse camino, no exento de dificultades y de bancarrotas, hasta convertirse en los arquitectos de moda, cuyas obras son en la actualidad uno de los sellos identificativos de la ciudad norteamericana.