Félix Ángel Moreno Ruiz

sábado, 26 de noviembre de 2022

RICCARDINO de Andrea Camilleri

HASTA SIEMPRE, MONTALBANO


En el año 2004, a punto de cumplir los setenta y nueve años, el escritor siciliano Andrea Camilleri inició la redacción de la que iba a ser la última novela de la serie protagonizada por el comisario Montalbano. Conmocionado por el repentino fallecimiento de sus amigos, el marsellés Jean-Claude Izzo y el español Manuel Vázquez Montalbán, que habían dejado huérfanos a sus respectivos sabuesos literarios, Fabio Montale y Pepe Carvalho, y temiendo su propia muerte dada su avanzada edad y su impenitente afición al tabaco rubio americano, decidió seguir los pasos de Agatha Christie, quien escribió Telón, la novela en la que hace su último saludo en el escenario el detective belga Hercule Poirot, cuarenta años antes de que se publicara póstumamente. De la misma forma, una ver terminado el manuscrito en 2005, Camilleri se lo entregó a su amiga y editora Elvira Sellerio para que lo custodiase (una leyenda urbana dice que dentro de una caja fuerte), con la orden de que saliese a la luz cuando él falleciera. Sin embargo, pasaron los años y el pronóstico no se cumplió: el escritor, nacido en Porto Empedocle en 1925, continuó escribiendo sus queridas novelitas históricas ambientadas en la Sicilia de los últimos tres siglos y unas cuantas más de la saga del comisario vigatés. En 2016, presintiendo, esta vez sí, su final, decidió revisar Riccardino (título provisional que había puesto en 2005 y que terminaría siendo el definitivo) y realizó algunas modificaciones en el lenguaje, que había evolucionado con los años, no así en el contenido, que permaneció intacto. En 2020, un año después de su fallecimiento, la editorial Sellerio publicó, por fin, las dos versiones de la novela para que el lector italiano pudiera comparar las diferencias y la evolución en el estilo de Camilleri, y dos años más tarde podemos disfrutar en castellano su lectura tras la publicación de la versión definitiva por la editorial Salamandra. 

¿Qué va a encontrar el lector en Riccardino? En primer, una entrega más de las aventuras del comisario Montalbano, con una trama bien urdida, sus característicos toques de humor y la crítica a la sociedad italiana y a su connivencia con la mafia. También encontrará a los personajes habituales: su novia Livia, el subcomisario Mimi Augello, que aquí tiene un papel meramente testimonial, el inspector jefe Fazio y el inefable Catarella con sus equívocos lingüísticos y sus antológicas meteduras de pata. Pero, además, y esto la hace especial, hallará un intermitente diálogo metaliterario entre el comisario y el Autor (con mayúsculas) al más puro estilo pirandelliano (técnica utilizada también por Miguel de Unamuno en Niebla), aunque en este caso no es Montalbano quien busca a su creador, sino que este, preocupado por el cariz que está tomando el caso, decide tomar cartas en el asunto, lo que provoca la reacción del policía en un final apoteósico, impactante y sorprendente. O, quizás, conociendo a Salvo y cómo se las gasta, no tanto.

domingo, 13 de noviembre de 2022

FÁBULAS DE ROBOTS de Stanislaw Lem

DEMASIADO HUMANOS

Nacido en la ciudad polaca de Lvov (perteneciente hoy a Ucrania) en 1921 y fallecido en Cracovia en 2006, Stanislaw Lem está considerado como el más importante escritor de novela de ciencia ficción no anglosajón. Es autor de una prolífica obra, traducida a múltiples idiomas (lo que revela el éxito de crítica y de público del que siempre ha gozado), en la que priman el tono humorístico y las reflexiones humanistas. Parte de esta producción está siendo publicada en castellano por la editorial Impedimenta en una colección en la que se incluyen algunas de sus obras más relevantes como Solaris o Fábulas de robots, que acaba de salir a la luz. Publicado originalmente en 1964, Fábulas de robots está compuesto por quince relatos protagonizados por unos seres cibernéticos que mantienen una relación problemática con los humanos (los paliduchos) en un mundo futuro con tintes distópicos. Stanislaw Lem utiliza intencionadamente los mecanismos de creación y las tramas argumentales de los relatos infantiles y de los cuentos de hadas para acentuar el carácter didáctico de unas historias que son, como reza el título, fábulas sobre la condición humana porque, al igual que ocurre en los cuentos de los hermanos Grimm, los relatos que componen el libro nos hablan con humor sobre la ambición, el temor a lo desconocido, el odio o el poder y, como en las fábulas de Esopo, de ellos se puede extraer una moraleja o enseñanza.

LOS QUE SE VAN Y LOS QUE SE QUEDAN de Parinoush Saniee

UN CANTO A LA ESPERANZA

Tras la revolución del Ayatollah Jomeini, que puso fin, en 1979, al régimen del Sha de Persia, se produjo la diáspora de parte de la población iraní, que huyó a Occidente. Las familias quedaron rotas: unos se quedaron en su tierra, sometidos a los rigores del integrismo islámico y a las penurias de los embargos económicos; otros se establecieron en países democráticos y con mayor calidad de vida, pero sintiéndose desarraigados y lamentado la ausencia de la patria. Parinoush Saniee, la escritora iraní con mayor proyección internacional (desgraciadamente, la lectura de sus libros está prohibida en su país natal), nos presenta en Los que se van y los que se quedan a una de estas familias. La matriarca, sintiendo el peso de la edad, decide reunir a todos sus hijos y nietos en una casa alquilada en Turquía con el fin de restañar las heridas. A lo largo de diez intensos días, los distintos miembros lanzarán reproches, manifestarán su envidia y rencor, ajustarán cuentas pendientes, revelarán secretos ocultos, llorarán y reirán, en un ejercicio de catarsis para, finalmente, reconocer que, a pesar de todo, se quieren y aman su tierra. Con exquisita sensibilidad, a través del diálogo de los personajes y del diario de una de las nietas, Dokhi, que actúa como testigo del encuentro, Parinoush Saniee realiza un retrato duro y dramático de la actual sociedad iraní, en la que, a pesar de todo, se vislumbra un rayo de esperanza.

domingo, 30 de octubre de 2022

LOS ÍDOLOS DE BRONCE de Francisco Antonio Carrasco

VÍCTIMAS DE LA FORTUNA


“Siempre había confiado en el azar. Le había proporcionado descubrimientos asombrosos, momentos mágicos, satisfacciones infinitas. Sabía perfectamente cómo interpretarlo, qué decisión tomar a cada instante… Hasta que se le presentó la muerte”. Así comienza El Canfranero, el primero de los catorce relatos que componen Los ídolos de bronce, la última obra del escritor y periodista cordobés Francisco Antonio Carrasco (Belalcázar, 1958), que ha sido editada primorosamente por Berenice. Se trata de un libro unitario, que tiene como protagonista al azar, esa fuerza de la naturaleza, opuesta al destino, que rige nuestros pasos y que se complace, a veces, en poner zancadillas y arruinarnos la vida; a veces, en prestarnos una generosa ayuda. En Los ídolos de bronce encontramos suficientes ejemplos de ello: el viejo mapa, la brújula y los bártulos del antepasado marinero que cambiarán, para siempre, la existencia de un matrimonio a la deriva; el secuestro del marido que permitirá a su esposa dar un giro a una existencia vacía y miserable; el fortuito reencuentro de dos adultos que, cuando estudiaban en el instituto, habían protagonizado la obra teatral Romeo y Julieta de Shakespeare y que ahora, después de tantos años, se harán inesperadas confidencias; un accidente de tráfico que pone fin a una vida cómoda, idílica, perfecta; un padre humilde y anónimo camina por una calle solitaria, se dispone a encender un pitillo y se encuentra con un camión que se dirige al cementerio con su cargamento de muerte; el hombre que se enamora dos veces en la vida y tropieza en ambos casos en la misma piedra; la despiadada venganza de un marido rencoroso y machista, que fracasa por la súbita enfermedad de un familiar; un muchacho descubre, de forma trágica, el significado de la mirada triste de su abuelo; recibir, por fin, el ansiado trasplante y llevarse, de paso, una desagradable sorpresa; descubrir, a la muerte de una madre, que esta ha mantenido oculto un secreto que, de conocerlo en su momento, habría cambiado drásticamente la vida del protagonista. Y es que, como le dice Juan a Olga en La máscara, “la vida es un relámpago, un misterio, una metáfora. Una bomba que estalla de pronto entre las manos”. Para bien y para mal.

Pero no solo el azar otorga unidad a un libro coherente y sólido, escrito para ser leído como un todo homogéneo. Así, recorre transversalmente los cuentos un sentimiento de profunda empatía hacia los seres más desvalidos, víctimas de la injusticia de los poderosos, de la violencia o de los avatares de la guerra. El autor se solidariza con “los de abajo”, como diría el escritor mexicano Mariano Azuela, con los que están siempre en tierra de nadie, a merced del fanatismo ideológico, de la ambición o del odio irracional. Justicia natural y, especialmente, Tormenta (uno de los más hermosos y, a la vez, estremecedores cuentos del libro) son dos ejemplos, ambientados ambos en el mismo fenómeno atmosférico, cuyos efectos son demoledores, como reconoce uno de los protagonistas. También el estilo empleado contribuye poderosamente a esa sensación de coherencia y de cohesión internas. Francisco Antonio Carrasco se complace en buscar la palabra exacta con la precisión de un relojero: en su prosa, nada sobra, nada falta; las palabras están meditadas, pensadas y repensadas. En consecuencia, encontramos un estilo ágil, dinámico y sobrio, que gusta de las frases cortas y contundentes, que impactan en el lector, noqueándolo e invitándolo a reflexionar. Sin embargo, esto no significa que en los cuentos no haya espacio para el lirismo: aparecen desperdigadas, aquí y allá, hermosas imágenes, desgarradoras metáforas. Hay, incluso, tres haikus (composición poética cultivada en otras ocasiones por el autor), escritos por la protagonista del relato Problemas domésticos en su diario personal.

Solía explicar Andrea Camilleri, el maestro de la novela negra italiana, que el contenido de sus libros era absolutamente inventado y que cualquier coincidencia con la realidad se debía a su ilimitada fantasía, para luego reconocer también que muchas de sus obras se inspiraban libremente en noticias que había leído en la prensa o historias que había conocido a través de terceros. Igualmente, en Los ídolos de bronce intuimos que el autor ha tamizado con el cedazo de la imaginación recuerdos personales o que pertenecen a la memoria colectiva de una generación, la de aquellas personas que vivieron la contienda civil y la oscura posguerra. Por último, cobran gran importancia en los relatos los espacios geográficos y humanos en los que se sitúa una gran parte de las tramas (la ciudad de Córdoba y, sobre todo, su tierra, los Pedroches y Belalcázar, con el castillo como testigo silencioso de alguna historia de amor), que dejan de ser meras localizaciones para convertirse, en ocasiones, en un personaje de capital importancia, que acompaña a esos seres desvalidos, a esos ídolos de bronce que, zarandeados por el azar, intentan no rendirse ni sucumbir al naufragio en ese proceloso mar que llamamos vida.

HAMBRE de John Fante

LA PESADILLA DEL SUEÑO AMERICANO

El escritor italoamericano John Fante está considerado como el precursor del Realismo sucio norteamericano, que tiene en Charles Bukowski a su máximo representante. Precisamente, fue el escritor alemán emigrado a los Estados Unidos quien descubrió a Fante para el gran público al alabar un estilo despojado de retórica y su maestría en el uso de una prosa parca y en la recreación ficcionada de sus propias vivencias personales a través de un alter ego. Fante, que había tenido una existencia difícil, marcada por el abuso del alcohol, apenas conoció en vida el éxito comercial y el reconocimiento de la crítica, que hoy considera Pregúntale al polvo como una de las novelas fundamentales de los años treinta del pasado siglo, a la altura de clásicos como De ratones y hombres de John Steinbeck o El sueño eterno de Raymond Chandler. Tras su fallecimiento en 1983, su viuda se encargó de poner en orden sus escritos con la ayuda del editor Stephen Cooper, que también escribió una biografía del autor. Entre los documentos que se guardaban en unos archivadores, Cooper encontró varios guiones cinematográficos (Fante se había ganado la vida como guionista en Hollywood) y una serie de relatos. De estos últimos, algunos eran inéditos y otros habían visto la luz en revistas especializadas, pero no habían sido reeditados, por lo que decidió sacarlos todos en un volumen, titulado Hambre, que ahora publica en castellano Anagrama, editorial que se ha encargado de dar a conocer la mayor parte de sus obras al lector español.
Componen Hambre diecisiete relatos y el prólogo que Fante escribió para Pregúntale al polvo. La mayor parte tiene como narrador a Baldini, trasunto del autor, que nos cuenta, con un desparpajo no exento de amargura y de cinismo, escenas de su infancia y adolescencia, vividas en el seno de una familia migrante y desestructurada, con una padre albañil y alcohólico, y una madre frustrada que se sumerge en la religión como consuelo a las insatisfacciones de una vida marcada por las penurias económicas, el frío y el hambre. Maestro de la elipsis y de la sugerencia, y dueño de un estilo escueto, en el que predominan la aparente sencillez y la economía de medios empleados, Fante nos golpea una y otra vez con unos cuentos que no dejan indiferente a nadie: desnudando las miserias de su familia y las suyas propias, radiografía con cruel y cruda clarividencia la gran mentira del sueño americano, que pregona el éxito del que se hace a sí mismo, pero que no tiene clemencia con los migrantes pobres y desarraigados, aquellos que no han conseguido triunfar y malviven en los suburbios de las grandes ciudades, desempeñando oficios no cualificados, cambiando de hogar constantemente y atados al yugo de la deuda permanente en tiendas y colmados para poder comer la triste y miserable ración diaria.

domingo, 26 de junio de 2022

CASO CLÍNICO de Graeme Macrae Burnet

 FALSAS APARIENCIAS


Después del éxito alcanzado con Un plan sangriento y con La desaparición de Adèle Bedeau, la editorial Impedimenta publica ahora la última obra de Graeme Macrae Burnet, Un caso clínico. Utilizando la técnica del manuscrito encontrado para otorgar mayor verosimilitud, el escritor escocés nos presenta un thriller psicológico digno del mejor Alfred Hitchcock: el autor recibe por correo los cuadernos de una mujer que está convencida de que su hermana, que se suicidó arrojándose desde un puente, en realidad fue asesinada por Arthur Collins Braithwaite, un psiquiatra famoso y polémico, de quien ella era paciente. En las distintas sesiones, el terapeuta fue urdiendo una invisible telaraña con la que atrapó a su hermana hasta que esta tomó la terrible decisión, alentada por Braithwaite, de acabar con su vida. Utilizando los cuadernos como material base para su investigación, el autor consulta también las obras escritas por el psiquiatra, un verdadero enfant terrible del psicoanálisis, que tan de moda estaba en los años setenta del pasado siglo, época en la que se sitúa la trama. En un alarde de dominio del juego de espejos, que alcanzó su punto culminante en la magnífica Un plan sangriento, Graeme Macrae Burnet consigue de nuevo con este falso true crime (cuyo final, cargado de sorpresas, no decepciona) conducirnos a los pantanosos terrenos de la locura y de la simulación que habitan en el corazón de cualquier ser humano.

lunes, 13 de junio de 2022

LOS CONSPIRADORES de Jorge Ibargüengoitia

 REVOLUCIONARIOS DE SALÓN


El 27 de noviembre de 1983, el vuelo de Avianca, procedente de Paris, se estrellaba cerca de Madrid. En aquel accidente aéreo, el segundo más trágico en suelo español tras el de Los Rodeos, perecieron los escritores Marta Traba, Ángel Rama, Manuel Scorza y el mexicano Jorge Ibargüengoitia, que se dirigían al Primer Encuentro de la Cultura Hispanoamericana, que debía celebrarse en Colombia. Jorge, que contaba cincuenta y cinco años, y era ya un escritor consagrado, uno de los máximos exponentes, junto con Carlos Fuentes, del boom latinoamericano en México, había publicado en 1981 la que, a la postre, sería su última novela, Los conspiradores (aparecida en su país natal con el título de Los pasos de López), porque el borrador de la nueva obra en la que estaba trabajando se destruyó en el accidente. Esta novela conforma, con Maten al león y Los relámpagos de agosto, la trilogía dedicada al proceso de independencia de México en los primeros años del siglo XIX. Concretamente, en Los conspiradores se narra la conjura de un grupo de criollos contra la Corona española, aprovechando la debilidad de esta por la Guerra de Independencia. El protagonista es Matías Chandón, un oficial de artillería que se traslada desde su destino anterior, en Perote, hasta la próspera Cañada, donde pretende opositar a la plaza de comandante del nuevo batallón que se está creando allí. En el camino, conoce a una serie de personajes pintorescos (los curas Concha, Pinole y Periñón, y el licenciado Manubrio) que volverán a aparecer de forma recurrente en su vida cuando se instale, como invitado, en la casa del corregidor, Diego Anquino. Tras conseguir la ansiada plaza, Matías, un tipo indolente y gris, que no posee ninguna clase de aspiración política ni ha tenido jamás ideas revolucionarias, se dejará llevar en volandas por un grupo de conspiradores de salón que discuten, entre ritos iniciáticos ridículos, sobre la conveniencia de proclamar la independencia de forma pacífica e incruenta o mediante las armas. Y ahí, como militar que es, entra en juego el oficial Chandón, quien se encargará de dirigir a la tropa de los revolucionarios. A lo largo de la trama, cuajada de situaciones rocambolescas y absurdas, de tejes y manejes, de fidelidades y traiciones, el lector va comprendiendo el verdadero significado de la novela: la desmitificación, a través del humor y de la parodia, de los procesos independentistas y de los padres de la patria, de sus verdaderas motivaciones que, la hagiografía posterior, convierte en heroicidades. De esta forma, Los conspiradores trasciende la anécdota de su ubicación cronológica y geográfica, y adquiere una dramática vigencia en pleno siglo XXI, por lo que la reedición de esta obra maestra, que ha llevado a cabo la editorial palentina Menoscuarto, se nos antoja todo un acierto.

domingo, 15 de mayo de 2022

GUÍA DE LOS PASOS PERDIDOS de Javier Vela

RUMBO AL MAR


Javier Vela (Madrid, 1981) es un escritor polifacético: poeta (fue Premio Adonais en 2003), novelista, traductor, ensayista y ahora, que acaba de publicar en la editorial Páginas de Espuma su última obra, Guía de pasos perdidos, autor de relatos. El libro lo conforman once cuentos de desigual extensión (muy breves, como Zoológico privado, o de gran densidad, como La habitación), que tienen un nexo común: los protagonistas suelen ser seres desvalidos, acosados por la enfermedad, la tragedia, la soledad o el desamor, que han perdido el rumbo y buscan aferrarse a cualquier tabla de salvación por muy miserable que sea. Así, los personajes se refugian en los recuerdos, en la aceptación de su propia condición de personas vulnerables, en la nostalgia, en el perdón, en la huida hacia delante o en la búsqueda de un destino, que, en algunos casos, coincide con la muerte. Javier Vela aborda espinosos temas como el abuso sexual de menores llevado a cabo por un familiar o el cáncer terminal con exquisita sensibilidad y con un estilo en el que afloran poderosas imágenes de gran belleza y de intenso lirismo, que muestran la siempre difícil simbiosis entre narrador y poeta. Muchos de estas imágenes están relacionadas con el mar (la espuma, la arena de la playa, las conchas, las gaviotas, las sirenas, el sol estival), que en Guía de pasos perdidos se convierte en metáfora de la condición humana.

lunes, 2 de mayo de 2022

ARENA NEGRA de Cristina Cassar Scalia

 CRIMEN Y MISTERIO A LOS PIES DEL ETNA


Isla de Sicilia. El Etna entra, una vez más, en erupción. Mientras arroja lava y las localidades vecinas se cubren de ceniza negra, en una mansión de Sciara aparece el cadáver momificado de una mujer oculto en un montacargas que lleva más de medio siglo sin utilizarse porque la villa, a raíz del asesinato de su dueño, Gaetano Burrano, fue abandonada por la esposa de este, Teresa, una mujer avara y sin escrúpulos, que se complace en tratar como un siervo a su sobrino y único heredero, Alfio Burrano. Es este quien descubre el cadáver cuando Chadi, un trabajador de origen tunecino, al que tiene contratado para mantener en pie la finca, le avisa de que hay filtraciones de agua en las paredes de la casa. A partir de ese momento, se pone en marcha la maquinaria policial para desentrañar el misterio que envuelve al cadáver, intentar identificarlo, explicar por qué fue emparedado en vida y, lo más arduo, encontrar al culpable que, dado el tiempo que ha transcurrido desde el crimen, posiblemente ha fallecido. La encargada del caso es la subcomisaria Giovanna Garrasi, conocida por todos como Vanina, una mujer perspicaz y osada, que ha estado combatiendo con valentía al crimen organizado en su ciudad natal, Palermo, y que ahora está destinada en la comisaría de Catania. Allí cuenta con la ayuda inestimable de los inspectores Carmelo Spanò y Marta Bonazzoli, del médico forense Adriano Calí y del comisario retirado Biagio Patanè, con los que se embarcará en una investigación repleta de vericuetos y giros inesperados que conducirán a un final digno de las mejores novelas policíacas clásicas. Porque Arena negra es, sin duda alguna, un rendido homenaje al género negro, con innumerables guiños a obras y a autores consagrados, como el mismísimo Andrea Camilleri, cuya novela El perro de terracota parte de la misma anécdota argumental. En el caso de la obra del escritor siciliano, aparecían ocultos en una cueva, tras una falsa pared, los cadáveres de dos jóvenes que habían fallecido en plena Segunda Guerra Mundial, por lo que el comisario Montalbano se veía obligado a iniciar una investigación que anclaba sus raíces en el pasado, como hace ahora la subcomisaria Vanina con el cadáver de la villa de Sciara. No son estas las únicas similitudes con Montalbano: al igual que este, Vanina es una enamorada de la gastronomía siciliana, es inteligente, posee un acendrado y particular código ético, es fiel a sus amigos y arrastra traumas familiares. Y, como el policía ideado por la pluma de Camilleri, la subcomisaria palermitana ha venido para quedarse. Así lo demuestra el éxito de crítica y de público que ha tenido en Italia Arena negra, publicada originariamente en 2018, que ha animado a su autora, la oftalmóloga Cristina Cassar Scalia, a escribir tres novelas más, que verán la luz en España en los próximos años.

ESCRITOS CORSARIOS de Pier Paolo Pasolini

 PASOLINI EN ESTADO PURO


Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922 – Roma, 1975) es, sin duda alguna, uno de los intelectuales italianos más influyentes y controvertidos de la posguerra: profesor de universidad, escritor de ensayos, novelista, pintor, poeta, es conocido mundialmente como director de cine, faceta en la que nos dejó obras inolvidables y cargadas de polémica por su extrema violencia (como es el caso de Saló o los 120 días de la ciudad de Sodoma) o por su provocador erotismo (El Decamerón). En 1973, dos años antes de su misterioso asesinato en Ostia, presuntamente cometido por un joven chapero, Pasolini comenzó a escribir para el diario Corriere Della Sera una serie de artículos periodísticos que luego verían la luz en forma de dos libros póstumos: Escritos corsarios (que ahora publica en castellano Galaxia Gutenberg con prólogo de Alfonso Berardinelli y traducción de David Paradela) y Cartas luteranas. Conforman Escritos corsarios cuarenta y seis artículos que reflejan los temas que preocupaban al intelectual boloñés: el fenómeno de la aculturación y de la pérdida de identidad de los pueblos, el consumismo burgués, la literatura contemporánea, el cine, la política o la religión. Polemista incansable, poseedor de una cultura apabullante y de una dialéctica impecable, lo mismo ataca con denuedo a la jerarquía de la Iglesia Católica y a la Democracia Cristiana, que al Partido Comunista italiano, o se enfrenta con intelectuales coetáneos, por lo que el libro es una excelente muestra del pensamiento crítico de un autor complejo y contradictorio como pocos.

domingo, 17 de abril de 2022

GRAMÁTICA SOBRE LA LENGUA CASTELLANA de Elio Antonio de Nebrija

LA PRIMERA GRAMÁTICA DE UNA LENGUA VULGAR


En agosto de 1492, el mismo año en que se conquista el reino de Granada, se acomete la expulsión de los judíos y se lleva a cabo el descubrimiento de América, aparece la Gramática sobre la lengua castellana. Comenzada en Salamanca y concluida en Extremadura, adonde Antonio de Nebrija se había desplazado para acompañar a su benefactor, Juan de Zúñiga, es la primera gramática que versa sobre una lengua no clásica y también es la primera que se da a la imprenta. El humanista sevillano escribió tan importante obra con un triple propósito: por una parte, ordenar y estabilizar la lengua castellana, que en ese momento estaba sufriendo una importante revolución fonológica y gramatical; por otra, ayudar a los castellanohablantes al estudio de su propia lengua; finalmente, escribir un tratado que permitiese a los extranjeros el conocimiento del español. Dividida en cinco partes (letras, prosodia, partes de la oración, sintaxis y apéndice dedicado a los hablantes de otras lenguas que aprenden castellano), su terminología sigue la tradición de los estudios gramaticales del latín y del griego, pero con la incorporación de términos de su cosecha. Además, incorpora numerosos ejemplos extraídos de poemas de autores contemporáneos, principalmente, del cordobés Juan de Mena. A pesar de su importancia, la obra pasó desapercibida pues no volvió a imprimirse hasta el siglo XVIII, pero su influencia, tanto en las gramáticas de otras lenguas vulgares como en las que luego se escribieron sobre el castellano, es indiscutible.

ANTONIO DE NEBRIJA O EL RASTRO DE LA VERDAD de José Antonio Millán

 ANTONIO DE NEBRIJA, HUMANISTA Y HOMBRE DE MUNDO


En 2022 se cumplen quinientos años del fallecimiento de Elio Antonio de Nebrija, por lo que la fundación que lleva su nombre está patrocinando una serie de eventos y actividades para celebrar tan importante efeméride, entre los que se encuentra la publicación de libros sobre la vida y la obra de uno de los más influyentes y valiosos humanistas andaluces del Renacimiento. Entre estas publicaciones, destaca la biografía titulada Antonio de Nebrija o el rastro de la verdad, una entretenidísima semblanza del intelectual lebrijano escrita por José Antonio Millán, quien comparte con su biografiado una sólida formación como lingüista. ¿Quién mejor que él, que ha ejercido durante años como editor y traductor, que ha escrito novelas, libros de relatos y literatura infantil, que dirigió el primer diccionario electrónico de la Real Academia Española, que ha llevado a cabo numerosos estudios sobre lexicografía, semiótica y ortografía, para adentrarse en la vida y en la obra de un personaje tan enigmático como atrayente?
A diferencia de otras biografías al uso, no se trata de un libro extenso (doscientas ocho páginas). Esto, unido a un estilo ameno y ágil que, sin perder el rigor intelectual, no abruma con excesivos datos y tecnicismos científicos, la convierte en una obra de lectura accesible al lector medio, no especializado en la materia, que puede ampliar sus conocimientos merced a unas lecturas sugeridas al comienzo de la biografía. Esta cuenta, además, con una cronología y un índice de nombres y conceptos, que ayudan notablemente a seguir el itinerario vital del escritor y catedrático andaluz.
Antonio de Nebrija o el rastro de la verdad está dividida en cuatro partes y un inciso, titulado Interludio celeste, en el que el autor hace un alto en el camino, hacia la mitad del libro, para tratar, como él mismo indica, “de la cosmografía de la época, estrellas, paralelos y meridianos y otras cuestiones de gran aprovechamiento para nuestra historia”. Como no podía ser menos, la biografía sigue un orden cronológico en el relato de la vida de Nebrija, cuyo nacimiento y adolescencia quedan recogidos en Una formación. Los escasos datos con los que contamos sobre aquellos primeros años del intelectual sevillano los complementa José Antonio Millán con curiosidades de la época que versan sobre diversos aspectos de la vida cotidiana como el aprendizaje de las primeras letras de las manos del maestro de pueblo o los entretenimientos y juegos infantiles. Tras situarnos en la Lebrija de la primera mitad del siglo XV, el autor nos traslada rápidamente a Salamanca, en cuya prestigiosa universidad Antonio comenzó sus estudios de Bachillerato de Artes en 1458, que luego completó en el colegio español de la ciudad italiana de Bolonia, que contaba con la universidad más antigua de Europa, donde permaneció durante seis años hasta su regreso a España para servir a Alonso de Fonseca, etapa que es contada en la segunda parte (El retorno), así como su magisterio en la ciudad charra como catedrático de Gramática durante dos lustros, tiempo en el que contrajo matrimonio y nacieron casi todos sus hijos.
Como nos relata José Antonio Millán en la tercera parte (Las obras), en 1487, buscando prosperar, el humanista lebrijano partió hacia Extremadura al servicio de Juan de Zúñiga. Son años fructíferos, en los que publicó su famosísima Gramática sobre la lengua castellana y el Diccionario latino-español y español-latino, que terminaron con el regreso a Salamanca en 1505. A partir de esa fecha y hasta su fallecimiento en 1522, como aparece recogido en Las escrituras (cuarta parte), participará en la redacción de la Biblia políglota complutense, tendrá serios problemas con el tribunal de la Inquisición, se mudará a la recién creada universidad de Alcalá de Henares y mantendrá litigios con su impresor para defender la adecuada calidad y distribución de sus libros.
Antonio de Nebrija o el rastro de la verdad no es solo una breve y amena biografía, sino también el loable intento de revisar la visión que tradicionalmente se ha tenido del intelectual andaluz, al que hizo mucho daño la apropiación, por parte del Franquismo, de su figura en los años de la posguerra como símbolo del nacionalismo español más rancio, sobre todo por la famosa y malinterpretada frase “la lengua, compañera del imperio”. Frente a ello, se nos revela a un humanista interesado en las ganancias obtenidas con las ventas de sus obras y en la constante promoción como profesor opositando a cátedras cada vez más prestigiosas; inmerso en las luchas universitarias; defensor del latín como lengua de uso científico, del rigor filológico para el estudio de otras disciplinas, del indispensable acercamiento a los textos originales y de la gramática frente a la manipulación religiosa; comprometido con la libertad de pensamiento en una época dominada por la intolerancia de los inquisidores; preocupado por los quehaceres cotidianos, el bienestar familiar, las relaciones de pareja y la crianza de los hijos. En definitiva, un intelectual de primer orden, sí, pero también un hombre práctico y apegado a las cuestiones más terrenales de la existencia.

lunes, 28 de marzo de 2022

LA MUERTE ES MI OFICIO de Robert Merle

DE PROFESIÓN, ASESINO


Cuando en 1952 el escritor francés Robert Merle (Tébessa, 1908 – París, 2004) publicó La muerte es mi oficio, era ya un novelista consagrado, que había obtenido el prestigioso premio Goncourt unos años antes con su primera novela, Un fin de semana en Zuydcoote, que reflexionaba sobre el absurdo de la guerra. En el prefacio a la edición en francés de 1972, Merle reconocía que “era plenamente consciente de lo que hacía: escribía un libro a contracorriente” porque, después de la conmoción que supuso el descubrimiento de los campos de concentración nazis, la urgencia de la reconstrucción de una Europa devastada por la guerra y el deseo de pasar página arrinconaron en el olvido una literatura que pretendía ahondar en el conocimiento del holocausto judío y del exterminio sistemático de numerosos grupos étnicos, clasificados por Hitler y sus secuaces como inferiores. No fue hasta la década de los años setenta del pasado siglo cuando se produjo un nuevo acercamiento a la cuestión de la solución final, bien desde un revisionismo negacionista, bien desde una objetividad científica que sacaría a la luz todo el horror que el ser humano puede ser capaz de crear si se dan las circunstancias favorables para ello. Y fue a partir de aquella década cuando La muerte es mi oficio se convirtió en un libro indispensable para intentar comprender qué pasa por la mente de un monstruo como Rudolf Lang, trasunto literario del teniente coronel Rudolf Höss, comandante y máximo responsable de Auschwitz, el mayor campo de concentración que los nazis instalaron en Polonia, donde fueron exterminados, según sus propios cálculos, dos millones y medio de personas, desde su fundación en mayo de 1940 hasta su liberación por las tropas rusas en enero de 1945. Pero ¿quién era realmente Rudolf Höss? A partir de las confesiones que el propio comandante hizo a un psicólogo norteamericano que lo entrevistó cuando estaba detenido y de los documentos que se recopilaron en el proceso de Nuremberg, Merle recrea su vida desde su infancia hasta el momento en que espera su ajusticiamiento tras el juicio que lo condenó a morir en la horca en el mismo campo de concentración que había gobernado con puño de hierro durante la guerra. A lo largo de las más de trescientas páginas que tiene la edición de Sexto Piso, vamos conociendo en profundidad a este hombre taciturno y tímido, espartano en las costumbres y dotado especialmente para la logística y la organización, cualidades que fueron intuidas y apreciadas por Heinrich Himmler, el todopoderoso mariscal de las SS que lo convirtió en su hombre de confianza y en el máximo responsable de Auschwitz, donde llevó a cabo experimentos para mejorar la capacidad de eliminación masiva como la utilización del pesticida Zyclon-B en las cámaras de gas o la aplicación de los hornos crematorios para deshacerse de los cuerpos. Y en este estremecedor relato, en este descenso a unos infiernos que ni Dante había imaginado, sobrecoge comprobar cómo Höss era capaz de llevar una doble vida que le permitía ser un asesino despiadado en el campo de concentración y un cariñoso padre de familia cuando regresaba a casa, como si de un voluntarioso y obediente funcionario se tratase, tras una agotadora jornada laboral.

lunes, 14 de marzo de 2022

CUENTOS BASTARDOS

Generalmente, cuando me embarco en la aventura de escribir una novela, me dedico a ella durante un tiempo ─varios meses; a veces, uno año─ hasta que la tengo terminada. Luego el manuscrito queda en barbecho antes de iniciar el tedioso proceso de corrección; sin embargo, la gestación de Cuentos bastardos fue diferente, más parecida a como suele redactarse un libro de poemas. A partir de una premisa argumental y de ciertas cuestiones técnicas, que habrían de otorgar unidad al libro, inicié la escritura de una serie de cuentos breves cuya redacción se alargaría en el tiempo. Casi dos años transcurrieron entre el primer relato y el último porque no tenía previsto el argumento de cada uno desde el inicio ─como sí hago con las novelas─, sino que estos iban surgiendo en mi cabeza según los caprichos de las musas: había meses en que no escribía ninguno y semanas en las que se me ocurrían tres. 
Pero ¿cuál es el leitmotiv, el motor que da vida a todos los cuentos? Los últimos años del Franquismo y los primeros de la Transición engendraron citas que han quedado para la historia y una de ellas me ha llamado desde siempre la atención. Fue aquella que se le atribuye al dictador, quien, en el mensaje de fin del año 1969 ─yo contaba en ese momento con un escaso mes de vida─, dijo aquello de que «todo ha quedado atado y bien atado». 
Luego pasó lo que pasó. 
 
«La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida», cantaba Gato Pérez. 
Y es que es azarosa y poliédrica: ofrece mil caras y aristas. Cuando pensamos que lo tenemos todo atado y bien atado, que no queda ningún cabo suelto, surge algún imprevisto y… 
En Cuentos bastardos descubrirás que la vida nunca deja de sorprendernos. 
 
Estas palabras que acabas de leer fueron las que escribí para la contraportada del libro, que resumen de forma meridiana mis intenciones: contar una serie de desventuras en las que los personajes se llevan alguna que otra sorpresa desagradable al doblar la esquina.
¿Por qué precisamente Cuentos bastardos? Al principio, pensé en titularlo como uno de mis relatos preferidos, Perra vida, porque la vida no se porta, precisamente, de forma benévola con los protagonistas de estas historias, pero luego opté por utilizar la palabra «bastardos» con su doble significado: son cuentos que, siendo hijos míos, se salen de mi línea de creación habitual y ahondan en las miserias más vergonzantes de la condición humana: la corrupción, el nepotismo, la envidia, el abuso de poder, el insolidaridad, el egoísmo… Por las páginas del libro transitan asesinos despiadados, sátrapas, dictadores sanguinarios, terroristas sin escrúpulos, representantes del lumpen ─chorizos de tres al cuarto, sirleros, manguis de medio pelo, yonquis, quinquis─, pero también de las altas esferas y de las elites intelectuales ─en todos los grupos humanos cuecen habas─, que conforman mi particular historia de la infamia.
El libro está constituido por cincuenta y cinco relatos. Como ya he indicado anteriormente, los fui redactando a la manera en que suele hacerse un poemario: poco a poco, según iban surgiendo en mi imaginación. En un primer momento, pensé en escribir medio centenar, pero luego, cuando ya había enviado el manuscrito a la editorial La fuente vieja, sobrevinieron la pandemia y el confinamiento. Durante aquellos días aciagos, los seres humanos dimos sobradas muestras de lo mejor y también de lo peor. Inevitablemente, se me ocurrieron otros cinco cuentos más que añadí a los anteriores y que conforman el corpus definitivo. 
A pesar de tal cantidad de relatos, pienso que se trata de un libro que goza de una gran cohesión, que se la otorgan no solo la premisa argumental y el tipo de protagonista que aparece en ellos, sino también diversos aspectos formales y de estilo. 
Entre ellos, se encuentra la decisión de utilizar, como título, las últimas palabras de cada relato. Fui consciente de que podía incurrir en una especie de spoiler, pero consideré hacerlo así para generar en el lector unas expectativas que luego, si no acertaba el final, podían causarle mayor impresión. 
También hay un estilo intencionadamente sobrio y desnudo de artificio ─lo que no significa que las palabras no estén meditadas─ porque buscaba la agilidad narrativa, que el lector fuera llevado en volandas a un final impactante que lo noqueara en unos instantes. Esta agilidad intenté lograrla también utilizando la técnica del microrrelato. Salvo excepciones, los cuentos son muy breves ─unas cuantas líneas─ y dinámicos. 
Y, por último, está el humor, un humor ora sarcástico ora esperpéntico ora macabro, utilizado como una forma de distanciamiento ante los hechos narrados y que provoca en el lector un comportamiento paradójico: se escandaliza y anhela en su fuero interno ─esto me lo ha reconocido más de una persona que ha tenido a bien leerlos─ que le ocurra una desgracia al personaje en cuestión, es decir, se ríe con y de las desdichas ajenas. 
En fin, no sé si he logrado lo que pretendía ─como siempre, entretener; también, invitar a la reflexión─, pero sí puedo afirmar que lo he escrito en plena posesión de mis facultades literarias y, sobre todo, con honestidad intelectual.

TIEMPO SUCIO de Elio Quiroga

 FUTURO INCIERTO


Elio Quiroga es un autor polifacético (novelista, poeta, ensayista, director y guionista de cine) que acaba de alzarse con el IV Premio de novela Policía Nacional con Tiempo sucio, una distopía ambientada en un futuro posapocalíptico, en el que la humanidad superviviente ha conseguido unos altísimos niveles de bienestar gracias a los companions, una especie de guías espirituales que acompañan a cada individuo en el devenir de su existencia. Se trata de una sociedad altamente tecnificada, en la que el delito y el crimen ya no tienen razón de ser. Sin embargo, cuando se comete una serie de misteriosos asesinatos, Bea, una agente de policía atormentada por numerosos complejos y frustraciones, inicia una investigación que abrirá la caja de Pandora y una reacción en cadena que pondrá en evidencia que hasta las sociedades más idílicas tienen los pies de barro y cadáveres guardados en los armarios. Escrita con un estilo ágil y dinámico, pero no exento de reflexiones filosóficas, Tiempo sucio nos recuerda inevitablemente a clásicos del género como 1984 de George Orwell, Farenheit 451 de Ray Bradbury y Un mundo feliz de Aldous Huxley en el retrato de los personajes, en la sombría ambientación, y en la inquietante y desagradable sensación de que el futuro que nos depara a los seres humanos, lastrado por nuestro insaciable egoísmo, es la definitiva extinción.

LOS SUSURROS DE LAS ESTRELLAS de Naguib Mahfuz

 VIDA DE BARRIO


En 1994, el escritor egipcio Naguib Mahfuz, premio Nobel de Literatura, sufrió un salvaje atentado perpetrado por terroristas islámicos, que le provocó graves secuelas físicas y emocionales. Para ese mismo año, tenía previsto la publicación de un libro de relatos breves, titulado Los susurros de las estrellas, que, desgraciadamente, no vio la luz en vida del autor cairota y cuyo borrador quedó olvidado en un cajón de su casa en compañía de otros manuscritos. En 2018, casi un cuarto de siglo después, fue descubierto por el periodista Mohamed Shoair, quien tenía intención de escribir un ensayo sobre su novela más famosa, Hijos de nuestro barrio. Tras su publicación en inglés, Los susurros de las estrellas aparece ahora en España gracias a Alianza Editorial, que también nos obsequia, como epílogo, con el discurso que pronunció con motivo de la entrega del Premio Nobel en 1988. Quien sea un lector habitual del Naguib Mahfuz, encontrará en este conjunto de dieciocho cuentos breves lugares comunes en su narrativa de madurez: un estilo escueto y de aparente sencillez, alusiones y guiños a los cuentos tradicionales, el barrio popular como eje de la vida y del destino de los personajes, la presencia de fenómenos paranormales y el poderoso componente simbólico de gran parte de los relatos. Para el lector que se acerque por primera vez a su obra, es un libro apropiado para poder admirar su coherencia intelectual y su particular visión de la sociedad egipcia.

lunes, 28 de febrero de 2022

LOS COLORES DEL ADIÓS de Bernhard Schlink

 NOSTALGIAS


El escritor germano Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944) es un reputado autor de novelas negras, cuyo protagonista es el detective privado Gerhard Selb. Además, ha escrito bestsellers como El lector, que reflexiona sobre las atrocidades cometidas por los alemanes de a pie bajo el régimen nazi. Gran parte de su obra traducida al castellano ha sido publicada por la editorial Anagrama, que también se encarga de editar su última producción, Los colores del adiós, un hermoso libro que recoge nueve relatos. Todos cuentan una historia distinta (un hombre carcomido por los remordimientos tras haber traicionado a su mejor amigo, otro se justifica a sí mismo por su pasividad ante un crimen, otro decide que no volverá a sucumbir al chantaje emocional, una mujer pasa página con su exmarido y deja que las heridas cicatricen, una joven mantiene una relación un tanto peculiar con su padrastro, un muchacho despierta a la adolescencia durante las vacaciones de verano en compañía de su madre, un hombre intenta conocer por fin a su hermano una vez fallecido, un anciano aprende a envejecer y una pareja disfruta del placer de las pequeñas cosas), pero también presentan rasgos comunes: los personajes están tratados con suma delicadeza, el velo de la elegancia y del humor cubre las escenas más escabrosas, y el sentimiento de nostalgia tinta las páginas de un libro que es un canto de cisne a la reconciliación, al perdón y al sentimiento de empatía hacia las flaquezas humanas.

domingo, 13 de febrero de 2022

EL ARMA PERFECTA de Francisco Castillo

 SALVAR AL PRESIDENTE



La novela de espionaje, tan cultivada en la literatura anglosajona (¿quién no recuerda títulos inolvidables como El espía que surgió del frío de John le Carré, El agente secreto de Joseph Conrad o Moonraker de Ian Fleming, todos ellos llevados al cine con notable éxito?), apenas sí ha recibido atención de los escritores en lengua española. Una loable excepción es, precisamente, la de un escritor de nuestra tierra, Francisco Castillo Arenas (Córdoba, 1976), quien, con El arma perfecta, consolida una saga que se inició con Cazar al Capricornio (2009) y continuó con La otra cara de Jano (2012), protagonizadas todas por el agente del CNI (los servicios de espionaje españoles) Antonio Alba, un tipo duro y resolutivo que, con un sentido particular de la justicia y un espíritu rebelde, se granjea enemigos en un mundo donde la traición y la mentira son el pan de cada día. En esta ocasión, los servicios de inteligencia europeos y norteamericanos han tenido conocimiento de que el presidente de los Estados Unidos va a sufrir un atentado durante una visita a nuestro país y a Alba se le encarga la dirección de las operaciones para desmantelar la operación terrorista antes de que esta se lleve a cabo. En una carrera contra el tiempo, luchando contra mil y un obstáculos (procedentes algunos de las líneas amigas) e intentando salvar su propia vida (amenazada por sicarios implacables), el agente español se moverá por distintos espacios geográficos nacionales y extranjeros en una aventura trepidante en la que no faltan todos los tópicos del género: vertiginosas persecuciones de vehículos, tiroteos espectaculares, reuniones secretos de malvados en habitaciones a prueba de micrófonos, topos infiltrados, armas secretas, conspiraciones internacionales que amenazan la paz mundial, sueros de la verdad, ocultación de pruebas y de cadáveres, comandos operativos, buenos que resultan no serlo tanto y un final impactante y abierto para que la saga de Antonio Alba continúe.
Con El arma perfecta, Francisco Castillo ha demostrado con creces que conoce el género a la perfección, que domina los mecanismos y las técnicas para crear una novela que engancha desde las primeras páginas, que atrapa al lector y lo lleva en volandas y en un suspiro hasta el final. Esta maestría se manifiesta incluso en el contraste, como necesario contrapeso, entre las escenas de acción, predominantes en el libro, y las que retratan la vida íntima del protagonista, que está felizmente casado con otra funcionaria del CNI y es padre de familia. Y también en el espíritu crítico que rezuma la novela: los problemas suelen complicarse porque los intereses políticos impiden que puedan actuar con eficacia los verdaderos profesionales, que quedan, como cabezas de turco, a merced de los resultados.
Larga vida a Antonio Alba.

LA LLUVIA INGLESA de Ana Muela Pareja

 CUENTAS PENDIENTES

La escritora conquense Ana Muela Pareja es una afamada y premiada novelista que ha cultivado el género negro con éxito de crítica y público. De su pluma es la serie del inspector Gajanejos, que cuenta, hasta la fecha, con dos títulos (El falso cuerno del rinoceronte y Alma máter) y ahora se ha alzado con el XL Premio de novela “Felipe Trigo”, que convoca el ayuntamiento pacense de Villanueva de la Serena y que, desde hace unos años, edita la Fundación “José Manuel Lara”. La novela ganadora, La lluvia inglesa, nos cuenta, en primera persona, las vicisitudes de una mujer española que, desorientada en la vida tras el abandono de su esposo y la pérdida de su puesto de trabajo, recibe una noticia inesperada: desde Cambridge, la llaman una noche para comunicarle que su padre ha sufrido un ictus y es inminente su fallecimiento. Se desplaza al Reino Unido con lo puesto y en el hospital se reencuentra con su progenitor, que está postrado en la cama, después de muchos años de ausencia. Tras darle el alta, se lo lleva a la casa paterna para cuidarlo mientras espera el fatal desenlace. Utilizando la técnica del monólogo interior, Ana Muela ha construido una novela absorbente, que se lee de un tirón, repleta de sobresaltos y de falsas apariencias. Como Carmen Sotillo de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, nuestra protagonista se desahoga ante su padre (y ante el lector) relatando una vida de maltrato, de frustraciones y de falta de amor.

sábado, 29 de enero de 2022

VOLANDO

Volando,

volando raso

como los vencejos.

Con humildad. 

Con honestidad

                         intelectual.

 Con elegancia.

INSOMNIO de José Antonio Ramos Sucre

SOLEDAD Y DESESPERACIÓN


El escritor venezolano José Antonio Ramos Sucre (Cumaná, 1890 – Ginebra, 1930) fue una rara avis dentro del panorama literario de su época. Diplomático de profesión, lo que le permitió viajar por Europa y conocer los movimientos de Vanguardia, cultivó el ensayo y la poesía. Sus contemporáneos no comprendieron una lírica en prosa, reunida en tres volúmenes (La torre de Timón, El cielo de esmalte y Las formas del fuego), que huía del rancio Modernismo al que estaban adscritos sus paisanos y que abrazaba nuevas formas de expresión y una visión conceptual que dificultaba su comprensión. Aquejado de un insomnio impenitente y de trastornos de naturaleza psíquica, se vio obligado al ingreso en instituciones psiquiátricas y al consumo regular de estupefacientes para mitigar la ansiedad y el sufrimiento. Precisamente, con una sobredosis de veronal, el peligroso hipnótico que hacía furor en la época, acabó con su vida para entrar de inmediato en el Parnaso de los autores malditos y de los genios incomprendidos. Ahora, con un interesante prólogo de Juan Bonilla, la editorial gaditana Firmamento reúne, bajo el esclarecedor título de Insomnio, los textos que dedicó al terrible mal que le aquejaba. Son cincuenta y un poemas que reflejan la lucha de un alma atormentada, la búsqueda desesperada de sosiego y de paz, la soledad y desamparo de un hombre que pasea de madrugada mientras sus pasos resuenan en las calles solitarias de la ciudad dormida.

domingo, 16 de enero de 2022

BUENA MAR de Antonio Lucas

 EL MAR COMO CATARSIS

La dura vida de los pescadores y su especial relación de amor-odio con el mar han sido un tema recurrente en la literatura. En la memoria de los lectores permanecerán para siempre títulos inolvidables como Moby Dick de Herman Melville El viejo y el mar de Ernest Hemingway o Gran sol de Ignacio Aldecoa. Precisamente en el caladero del Atlántico Norte, tristemente famoso por la ferocidad de sus tormentas, donde sitúa su novela el escritor alavés, lo hace también el periodista y poeta Antonio Lucas (Madrid, 1975), quien, con Buena mar, se sumerge, por primera vez y con gran éxito, en el género narrativo. A partir de unos reportajes periodísticos que el autor realizó tras pasar unos días en un arrastrero vigués compartiendo los peligros con once curtidos marineros de diversas nacionalidades, Antonio Lucas decidió novelar aquellas experiencias pasándolas por el tamiz de la ficción y el resultado es una excelente novela, escrita con un lenguaje de gran belleza, en el que destacan las descripciones poéticas y las reflexiones del protagonista, un periodista que inicia el viaje de su vida huyendo de un matrimonio fracasado y buscando respuestas sobre sí mismo, respuestas que no encontrará jugándose la vida a cada instante en un barco pesquero, porque tal huida es un espejismo: “el mar ─dice uno de los personajes─ es un lugar de paso, antes o después sales o te hundes”.

LAS CEREMONIAS DEL VERANO de Marta Traba

 LA MELANCOLÍA DEL ESTÍO

El fallecimiento prematuro de la escritora argentina Marta Traba, víctima de un accidente de aviación en 1983, supuso el fin de una prometedora carrera literaria que ya había alumbrado algunas obras maestras como Las ceremonias del verano, novela que se alzó en 1966 con el prestigioso Premio Casa de las Américas (que contaba en el jurado con figuras del boom hispanoamericano de la talla de Mario Benedetti o Alejo Carpentier) y que ahora la editorial Firmamento publica en una cuidada edición que permitirá al lector actual conocer a una escritora que en España ha sido ignorada tradicionalmente por la crítica, a pesar de sus orígenes hispanos (era hija de inmigrantes gallegos) y de ser una mujer valiente, feminista y comprometida con su tiempo. En Las ceremonias del verano, Traba nos presenta cuatro historias protagonizadas por sendas mujeres que rememoran épocas de su vida vinculadas a un espacio geográfico concreto (un pueblo en los arrabales de Buenos Aires, la capital francesa, Gastelgandolfo y una ciudad anónima) que se convierte en testigo de sus vivencias, de sus anhelos y decepciones. Con el verano (caluroso y agobiante) como telón de fondo y utilizando con maestría técnicas literarias innovadoras en su tiempo, la escritora argentina nos invita a sumergirnos en estas cuatro miradas irónicas e inteligentes, no exentas de poesía y de nostalgia.

COMO ÁNADES de Gonzalo Calcedo

 PÁJAROS SIN RUMBO


Con la pandemia del virus Covid-19 como telón de fondo (y como velada amenaza), el escritor palentino Gonzalo Calcedo nos presenta en Como ánades nueve relatos que tienen como nexo común a un prototipo de protagonista: un ser desnortando, que ha perdido el rumbo y que se ve incapaz de dar un sentido a su lamentable y patética existencia. Este puede ser una mujer que intenta detener el inexorable paso del tiempo refugiándose en la bebida o un padre recién divorciado que procura congraciarse con un hijo adolescente que se mofa de él a escondidas o un hijo que tiene que lidiar con un progenitor estafador y mujeriego o una amante abandonada por un desaprensivo que solo busca ocasionales aventuras pasajeras o un pusilánime funcionario incapaz de atrapar el amor cuando este se le ofrece en bandeja o un triste imitador de Budy Baxter, el protagonista de El apartamento, interpretado por Jack Lemmon, o una escultora que regresa a la casa familiar (y a los demonios que habitan en ella) para ponerla en venta o una joven actriz que malvive actuando, disfrazada de payaso, en la planta de oncología de un hospital o una mujer que, tras enamorarse, es sentenciada a muerte por un cáncer terminal. A pesar de esta visión pesimista, hay en todos los cuentos una mirada tierna y poética hacia unos seres desamparados que, intentando salvarse, se aferran a cualquier tabla podrida que flota en ese proceloso océano que llamamos vida.