REVOLUCIONARIOS DE SALÓN
El 27 de noviembre de 1983, el vuelo de
Avianca, procedente de Paris, se estrellaba cerca de Madrid. En aquel accidente
aéreo, el segundo más trágico en suelo español tras el de Los Rodeos,
perecieron los escritores Marta Traba, Ángel Rama, Manuel Scorza y el mexicano Jorge Ibargüengoitia, que se dirigían al Primer Encuentro de la Cultura
Hispanoamericana, que debía celebrarse en Colombia. Jorge, que contaba
cincuenta y cinco años, y era ya un escritor consagrado, uno de los máximos
exponentes, junto con Carlos Fuentes, del boom
latinoamericano en México, había publicado en 1981 la que, a la postre, sería
su última novela, Los conspiradores (aparecida
en su país natal con el título de Los
pasos de López), porque el borrador de la nueva obra en la que estaba
trabajando se destruyó en el accidente. Esta novela conforma, con Maten al león y Los relámpagos de agosto, la trilogía dedicada al proceso de
independencia de México en los primeros años del siglo XIX. Concretamente, en Los conspiradores se narra la conjura de
un grupo de criollos contra la Corona española, aprovechando la debilidad de
esta por la Guerra de Independencia. El protagonista es Matías Chandón, un
oficial de artillería que se traslada desde su destino anterior, en Perote,
hasta la próspera Cañada, donde pretende opositar a la plaza de comandante del
nuevo batallón que se está creando allí. En el camino, conoce a una serie de
personajes pintorescos (los curas Concha, Pinole y Periñón, y el licenciado
Manubrio) que volverán a aparecer de forma recurrente en su vida cuando se
instale, como invitado, en la casa del corregidor, Diego Anquino. Tras
conseguir la ansiada plaza, Matías, un tipo indolente y gris, que no posee
ninguna clase de aspiración política ni ha tenido jamás ideas revolucionarias,
se dejará llevar en volandas por un grupo de conspiradores de salón que
discuten, entre ritos iniciáticos ridículos, sobre la conveniencia de proclamar
la independencia de forma pacífica e incruenta o mediante las armas. Y ahí, como
militar que es, entra en juego el oficial Chandón, quien se encargará de
dirigir a la tropa de los revolucionarios. A lo largo de la trama, cuajada de
situaciones rocambolescas y absurdas, de tejes y manejes, de fidelidades y
traiciones, el lector va comprendiendo el verdadero significado de la novela:
la desmitificación, a través del humor y de la parodia, de los procesos
independentistas y de los padres de la patria, de sus verdaderas motivaciones
que, la hagiografía posterior, convierte en heroicidades. De esta forma, Los conspiradores trasciende la anécdota
de su ubicación cronológica y geográfica, y adquiere una dramática vigencia en
pleno siglo XXI, por lo que la reedición de esta obra maestra, que ha llevado a
cabo la editorial palentina Menoscuarto, se nos antoja todo un acierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario