LA PRIMERA GRAMÁTICA DE UNA LENGUA VULGAR
En agosto de 1492, el mismo año en que se
conquista el reino de Granada, se acomete la expulsión de los judíos y se lleva
a cabo el descubrimiento de América, aparece la Gramática sobre la lengua castellana. Comenzada en Salamanca y
concluida en Extremadura, adonde Antonio de Nebrija se había desplazado para
acompañar a su benefactor, Juan de Zúñiga, es la primera gramática que versa
sobre una lengua no clásica y también es la primera que se da a la imprenta. El
humanista sevillano escribió tan importante obra con un triple propósito: por
una parte, ordenar y estabilizar la lengua castellana, que en ese momento
estaba sufriendo una importante revolución fonológica y gramatical; por otra,
ayudar a los castellanohablantes al estudio de su propia lengua; finalmente,
escribir un tratado que permitiese a los extranjeros el conocimiento del
español. Dividida en cinco partes (letras, prosodia, partes de la oración,
sintaxis y apéndice dedicado a los hablantes de otras lenguas que aprenden
castellano), su terminología sigue la tradición de los estudios gramaticales
del latín y del griego, pero con la incorporación de términos de su cosecha.
Además, incorpora numerosos ejemplos extraídos de poemas de autores
contemporáneos, principalmente, del cordobés Juan de Mena. A pesar de su
importancia, la obra pasó desapercibida pues no volvió a imprimirse hasta el
siglo XVIII, pero su influencia, tanto en las gramáticas de otras lenguas vulgares
como en las que luego se escribieron sobre el castellano, es indiscutible.
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