Félix Ángel Moreno Ruiz

domingo, 17 de enero de 2021

LA INSUMISA de Cristina Peri Rossi

 CORAJE Y DIGNIDAD



Hablar de Cristina Peri Rossi es hacerlo de una las voces más singulares del boom hispanoamericano, que convulsionó el panorama literario de los años sesenta y setenta del pasado siglo con una estética revolucionaria y unos enfoques novedosos para la época. Nacida en Montevideo en 1941, se vio obligada a exiliarse en España en 1972 poco antes de que los militares tomaran el poder en Uruguay tras un golpe de estado. Desde entonces, se ha mantenido fiel a sus principios defendiendo con ardor e inteligencia los valores progresistas, la liberación de la mujer, la homosexualidad, y criticando los abusos y la corrupción del sistema capitalista, la decadencia de Occidente y la pérdida progresiva de las libertades y de los derechos fundamentales. A la obra literaria de la escritora uruguaya, que es extensa y variada (narrativa, poesía, ensayo, periodismo, traducción), que ha sido merecedora de las más altas distinciones (Premio Loewe de poesía, premio Ciudad de Barcelona, Premio de relatos Vargas Llosa, Premio José Donoso, entre otros), se le suma ahora la novela La insumisa, que acaba de publicar en España la editorial Menoscuarto. De carácter autobiográfico y con un título revelador, en ella Cristina Peri Rossi recorre los años de la infancia y de la adolescencia, y lo hace con la mirada perspicaz, aguda, irónica y humana, muy humana, con la que nos tiene acostumbrados. Así, cuenta la relación con su madre, con la que congenió desde que era pequeña y que fue la primera persona a la que amó realmente; el enfrentamiento con su progenitor, hombre violento y alcohólico, que representaba todos los valores contra los que la autora ha luchado a lo largo de su vida; el recuerdo cariñoso de unos tíos que vivían en el campo (él era jefe de la estación de trenes de Casupá) y con los que descubrió el amor a la naturaleza, a las cosas sencillas y a los animales; la especial relación con su tío Tito, “hombre soltero, inteligente, culto ateo y misógino”; el primer abuso sufrido cuando tuvo que ser operada y, por supuesto, el despertar sexual de la adolescencia, los primeros besos y caricias, y también los primeros menosprecios y humillaciones sufridos por su condición de mujer y de lesbiana. Sin embargo, Cristina Peri Rossi no aprovecha la ocasión para ajustar cuentas con su pasado ni para sacudir los fantasmas que pueblan los pasadizos del alma de cualquier ser humano (como sí hizo Georges Simenon en Carta a mi madre); por el contrario, todas sus vivencias y recuerdos (hasta los más desagradables) están pasados por el tamiz de la elegancia y del humor, que le permite hablarle directamente a su padre y decirle que “tuviste que morirte para que tanta pasión equivocada se volviera compasión, y para que tus tres mujeres (tu esposa y tus dos hijas) te dieran algo del afecto que no recibiste estando vivo y sano”.

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