CRÓNICA DEL HORROR
El viernes 13 de noviembre de 2015, como
si se tratara de una película americana de terror para adolescentes, un grupo
de exaltados yihadistas sembró el pánico en la capital francesa llevando a cabo
una serie de atentados suicidas. Lamentablemente, no se trataba de ficción,
sino de una dantesca masacre que provocó la muerte de ciento treinta personas
(incluidos algunos de los terroristas, que se inmolaron haciendo estallar los
cinturones cargados de explosivos que llevaban adheridos a sus cuerpos) e hirió
de gravedad a más de cuatrocientas. Aquellos ataques, los más terribles que
sufría Francia desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuya autoría asumió
inmediatamente el Estado Islámico, grupo paramilitar integrista que por aquel entonces
ocupaba parte del territorio sirio e iraquí y que había mostrado delante de las
cámaras de televisión sobradas muestras de su infinita crueldad (decapitaciones
de periodistas extranjeros o cremación con gasolina de prisioneros encerrados
en jaulas metálicas entre otras barbaridades), formaban parte de una cadena de
atentados que asolaban el territorio europeo y que tenían la clara intención de
provocar el caos y el desconcierto entre la población. De hecho, Francia ya
había sido el escenario de otro ataque unos meses antes, cuando dos terroristas
irrumpieron en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo, que había recibido amenazas de muerte por haber
publicado unas caricaturas de Mahoma, y acabaron con la vida de varios
periodistas que se encontraban en ese momento en sus instalaciones.
En septiembre de 2021, transcurridos casi seis años de los trágicos sucesos de la sala Bataclan (el atentado fue denominado así por ser en este lugar emblemático de la noche parisina, situado en el bulevar Voltaire, donde hubo un mayor número de víctimas), se celebró el juicio, que duró nueve meses y sentó en el banquillo a catorce acusados, de los cuales solo había un participante directo en los atentados, que no llegó a detonar el cinturón de explosivos que llevaba. Uno de los testigos de aquellas sesiones maratonianas fue el escritor y guionista Emmanuel Carrère (Paris, 1957), que redactó durante varios meses una crónica semanal para varios periódicos europeos, entre ellos, el diario español El País. Carrère, famoso por incluir en sus novelas elementos de no ficción y sus propias experiencias personales, ha reunido después del juicio todo el material escrito, al que ha añadido algunos artículos que no aparecieron en su día en la prensa, en un libro que ha titulado V13. Crónica judicial, que ha sido publicado en castellano por la editorial Anagrama. Dividido en tres partes (“Las víctimas”, “Los acusados” y “El tribunal”), V13 es más que un frío y detallado relato de aquellos terribles acontecimientos; es, también, una lúcida reflexión sobre la maldad y el fanatismo, sobre la compasión, la picaresca y el farragoso mundo judicial.
Quien se acerque a V13 no encontrará respuestas, sino inquietantes interrogantes.
En septiembre de 2021, transcurridos casi seis años de los trágicos sucesos de la sala Bataclan (el atentado fue denominado así por ser en este lugar emblemático de la noche parisina, situado en el bulevar Voltaire, donde hubo un mayor número de víctimas), se celebró el juicio, que duró nueve meses y sentó en el banquillo a catorce acusados, de los cuales solo había un participante directo en los atentados, que no llegó a detonar el cinturón de explosivos que llevaba. Uno de los testigos de aquellas sesiones maratonianas fue el escritor y guionista Emmanuel Carrère (Paris, 1957), que redactó durante varios meses una crónica semanal para varios periódicos europeos, entre ellos, el diario español El País. Carrère, famoso por incluir en sus novelas elementos de no ficción y sus propias experiencias personales, ha reunido después del juicio todo el material escrito, al que ha añadido algunos artículos que no aparecieron en su día en la prensa, en un libro que ha titulado V13. Crónica judicial, que ha sido publicado en castellano por la editorial Anagrama. Dividido en tres partes (“Las víctimas”, “Los acusados” y “El tribunal”), V13 es más que un frío y detallado relato de aquellos terribles acontecimientos; es, también, una lúcida reflexión sobre la maldad y el fanatismo, sobre la compasión, la picaresca y el farragoso mundo judicial.
Quien se acerque a V13 no encontrará respuestas, sino inquietantes interrogantes.
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