AVENTURAS TREPIDANTES
El
amante de la mujer árbol, la novela del escritor y periodista Xavier B.
Fernández (Barcelona, 1960) que ha obtenido recientemente el XV Premio Unicaja
de novela Fernando Quiñones, es un homenaje a los relatos clásicos de aventuras.
El protagonista es Liberto Mijaíl, un anciano que vive en un asilo de su
Asturias natal a la espera de la muerte. Para evitar el aburrimiento, decide
escribir sus memorias con las que inicia el repaso por una intensa vida repleta
de sucesos, que se inician durante la revolución de Asturias de 1934, cuando el
joven minero anarquista tiene dieciséis años. Después de ser capturado por el
ejército, pasa por la prisión Modelo de Barcelona, de la que sale al estallar
le Guerra Civil, en la que participa activamente, primero como conductor de un
coche sanitario y luego como soldado en la batalla del Ebro. Cuando,
finalmente, el gobierno republicano pierde la contienda, se dirige a Francia,
donde es encerrado en un campo de concentración, del que logra escapar después
de matar a uno de los guardianes. Con la ayuda del embajador mexicano, huye a
Hispanoamérica y allí inicia un periplo por diversos países ―México, Guatemala,
Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, Venezuela― hasta que termina
instalándose en Marabá, en el corazón del Amazonas brasileño, donde comparte su
vida con una india yanomani y se hace amigo de personajes tan singulares como un cura partidario de la
teología de la liberación, un nazi huido y una enigmática mujer, aquejada de
acromegalia, a la que los nativos llaman la mujer árbol. Sin embargo, la
tragedia se desencadena cuando un minero descubre una pepita de oro y toda la
zona es invadida por los desesperados garimpeiros, que traen la destrucción y
la muerte a la comunidad indígena. Hastiado de luchar, Liberto decide regresar
a España, un país que ya no reconoce y en el que se siente desarraigado.
Xavier B. Fernández ha construido
una sólida novela en la que predomina el argumento y el placer de narrar a la
antigua usanza: acción continua no exenta de escenas crudas, abundantes
descripciones, cambios frecuentes de ambiente y multitud de personajes. Al leer
las aventuras del jovencito Liberto en la revolución asturiana es inevitable
recordar las vividas por el Zalacaín barojiano o por los personajes de la
trilogía sobre la Guerra Carlista de Valle-Inclán. Sin embargo, El amante de la mujer árbol no es solo
una entretenida novela pues encierra abundantes reflexiones éticas: el
protagonista, desde su militancia anarquista, es un hombre de acción que observa
la realidad de forma crítica e irónica, lucha contra lo que considera injusto
y, frecuentemente, para salvar la vida o para ayudar a los demás, se ve
obligado a llevar a cabo actos que están en contra de sus principios.
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