MEMORIA DEL OLVIDO
González Ledesma (Barcelona, 1927),
uno de los grandes cultivadores del género negro en España, ha vuelto. Y lo
hace con una novela breve, casi un relato, que ya había aparecido hace unos
años en una colección que promocionaba una revista y que ahora publica la
editorial Menoscuarto en una cuidada edición. El protagonista de esta historia
es Montero, un joven poeta que, en los primeros y terribles años de la
posguerra, escribe versos y conspira contra el régimen franquista. Un día, cuando
asiste a una reunión clandestina, la policía irrumpe en el local. Montero
consigue escapar de la redada, pero recibe un tiro en la cadera. Sangrando,
casi arrastrándose, tropieza con un coche en el que viaja una mujer misteriosa
que lo recoge y lo traslada a un piso. Allí, además de curarse de las heridas,
descubre que Ana, su benefactora, es la esposa de uno de los jefes de la
policía encargada de la represión política. Ponce, que así se llama el marido,
es un hombre cruel y un fiel servidor de la dictadura, que está dispuesta a
utilizar todos los mecanismos represivos para acallar cualquier atisbo de
rebeldía. Hastiada de ese mundo y, a la vez, atrapada en él, Ana utiliza el
apartamento como un oasis en el que poder escribir y refugiarse de tanta
miseria. Allí permanece el poeta mientras sana la herida, oculto, sin poder ver
siquiera la calle por temor a ser descubierto. Durante los meses de
convalecencia, se inicia entre los dos jóvenes una historia de amor imposible,
que se desmorona brutalmente cuando Ponce irrumpe en el piso y viola a Ana
mientras Montero está oculto bajo una pila de ropa sucia. El poeta logra huir a
Estados Unidos y, años después, con la llegada de la democracia, regresa a
Barcelona para reencontrarse con la mujer. Sin embargo, los únicos recuerdos
que tiene del piso en el que vivió su historia de amor son un adoquín pintado
de azul por una niña, una fachada
decorada con estatuas y el sonido del tranvía. Durante varios años,
aprovechando las vacaciones, recorre la ciudad con un plano intentado localizar
el edificio, que se convierte en una obsesión, en un rayo de luna becqueriano e
ilusorio mientras, inexorablemente, va envejeciendo y perdiendo la memoria y el
sentido de la realidad. Cuando, por azares del destino, encuentra a la mujer,
ya es demasiado tarde para los dos.
Un
adoquín azul es una historia de decepciones, de desengaños, de sueños truncados
por la más amarga realidad en la que la verdadera protagonista es la Barcelona
“caótica, convulsa, sucia, viciosa y, por lo tanto, fascinante” de la
posguerra. Y es también una novela bien escrita, con momentos líricos de gran
intensidad y escenas de extremada crudeza y realismo, llevados con temple por
la sabia mano de un maestro curtido en mil y una batallas literarias.
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