LOS VÉRTICES DEL AMOR
Barcelona Joyce es
la última producción literaria del escritor cordobés Prudencio Salces Jiménez
(Montalbán, 1951). Autor de una interesante obra, que incluye cinco libros de
poesía ―el más destacado, El mesto de las
rosas, fue Premio Juan Bernier en 1998― y varios libros de cuentos, en esta
ocasión ha elegido el género narrativo mayor y lo ha hecho con una novela
extensa ―casi seiscientas páginas― y de compleja estructura.
Dividida en tres partes de desigual tamaño, está protagonizada
por Joao Silvestre, un médico de treinta y ocho años con vocación literaria que
está proyectando escribir una novela sobre las relaciones tumultuosas de una
pareja que se rompe cuando la mujer, víctima de los malos tratos, abandona al
esposo y huye con su hija pequeña, Barcelona Joyce. En la primera parte ―titulada
Amores Bolívar―, se alternan el relato de la vida del doctor ―un hombre viudo, que
amaba a su difunta esposa, pero cuyo verdadero amor ha sido siempre su hermana
Blanca Remedios― , fragmentos de la novela que no avanza al ritmo que su autor
quisiera y cuentos que escribe sobre personajes que va conociendo y sobre sus
propios sueños como medio para exorcizar los demonios y buscar la inspiración.
La segunda parte ―El reino de las sombras―, que continúa con la trama de la novela en
construcción, nos cuenta la conflictiva relación entre madre e hija, a la que
le oculta la existencia de su progenitor. Finalmente, en El mundo de las sombras, se produce el encuentro entre Barcelona
Joyce y su padre, y ambos inician una relación sentimental, al tiempo que el
lector percibe un claro paralelismo entre la vida de Joao y la de los
personajes que ha creado e intuye que, a veces, la línea que divide realidad y
ficción es tenue o inexistente.
Prudencio Salces ha escrito una novela que exige una gran
complicidad por parte del lector. No se trata de una narración al uso, a la que
estamos acostumbrados últimamente. Como argumenta uno de los personajes, “las
obras de contenido solamente sentimental o dramático, redactadas así,
linealmente desde la primera página a la trescientas, donde la historia
concluye redondeada, no sé, me parece cosa manida”. En Barcelona Joyce, por el contrario, encontraremos una estructura
caleidoscópica, repleta de pequeñas ventanas a la que asomarse, de historias
que se conectan entre sí, que aparecen y desaparecen hasta conformar un hermoso
mosaico, cuyas teselas ―los relatos― están dispuestas para conformar un dibujo valiente
y maduro sobre las relaciones incestuosas y la pasión amorosa. Y todo ello en
un continuo juego metaliterario, en el que vida y literatura se confunden, con inteligentes
alusiones a grandes obras literarias de cuyas fuentes su autor bebe, con un
estilo ameno y, a la vez, elegante y preciso, con un vocabulario rico y variado,
que hacen aún más interesante y recomendable, si cabe, su lectura.
Gracias por esta reseña tan tan lúcida y acertada sobre mi novela. Un abrazo
ResponderEliminarDe nada, Prudencio. Un abrazo.
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