EL VALOR DEL SACRIFICIO
Conforman
el libro siete relatos de desigual extensión, pero con varios nexos en común
que les otorgan unidad: un lenguaje limpio, fácilmente comprensible, pero que
no desdeña las imágenes de gran calado simbólico (“No tienes idea del terror
que se acumula en los ojos del ganado cuando sabe que van a matarlo. Es ese
miedo, ese pavor que es como un linaje oculto, lo que hace de ellos unos
animales mansos” dice el protagonista de Los
corderos, el último relato que da título al libro, refiriéndose
metafóricamente a los jóvenes estudiantes que son torturados por las fuerzas
paramilitares chavistas); la construcción de los personajes (uno de los grandes
aciertos de Rodrigo Blanco en este libro), especialmente de aquellos a los que
dota de una personalidad estrafalaria y sumamente atractiva como Petrarca (un Lázaro
mexicano que sirve de guía a Juan, su Tiresias particular), Bogdan (un rumano
cincuentón que vive en París y que practica el francés confesándose con los
curas en las iglesias porque los habitantes de la ciudad están demasiado
ocupados para entablar una conversación), Antonio (un estudiante de porte
quijotesco que enloquece leyendo la obra inmortal de Cervantes) o Thomas
Hertrich (un controvertido artista de origen alemán, famoso porque en sus
esculturas aparecen animales sacrificados); por último, la presencia abrumadora
de la Literatura, que se manifiesta en continuas referencias a obras y a
autores clásicos (Cancionero de
Petrarca, Dante, Garcilaso de la Vega, Saint-Exupéry, El coloquio de los perros o El
Quijote de Cervantes) y en numerosos juegos metaliterarios.
Los terneros es un libro
valiente, que no evita un tema espinoso como es la situación política de
Venezuela. Algunos relatos están situados cronológicamente en la etapa final
del gobierno de Hugo Chávez, cuando se crea un escenario de gran inestabilidad
y, al mismo tiempo, de esperanza. El retrato de aquella época no puede ser más
desolador y terrorífico: las persecuciones de los grupos paramilitares o de la
policía secreta, las detenciones ilegales, las torturas y vejaciones, las
desapariciones forzadas… En Los hijos de
la niebla (probablemente el relato más logrado), el autor va más allá y
reflexiona sobre el mal endémico de su país, que ha azotado a todos los
gobiernos desde la segunda mitad del siglo XX: la intromisión del Ejército en
la vida política que hace muy difícil la existencia de un gobierno democrático
y que convierte en inútiles los actos valerosos de sacrificio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario