Recientemente, visité el Monasterio de El Escorial. Al deambular por sus estancias, me vino a la memoria aquella frase que se le atribuye a Felipe II cuando supo que la Armada Invencible había perecido, víctima de una tormenta, en el Canal de la Mancha:
-No mandé mis naves a luchar contra los elementos.
Pues eso.
Me gustaría enviar mis novelas a batirse, en justa lid, a concursos literarios no amañados o a editoriales decentes.
No mando mis novelas a luchar contra los elementos.
No merece la pena.
Prefiero guardarlas en puerto seguro hasta que lleguen, si llegan, tiempos de bonanza.
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