UN CRIMEN DEL PASADO
Tras el fallecimiento de Henning Mankell en 2015, Hakan
Nesser (Kumia, 1950) es el decano de los novelistas suecos que cultivan el
género negro y uno de los más galardonados. Maestro de escuela hasta que el
éxito de sus libros le permitió dedicarse exclusivamente a la literatura, es
autor de más de una treintena de novelas que han sido traducidas a los más
importantes idiomas y adaptadas para la pequeña pantalla en numerosas
ocasiones. Se dio a conocer en 1993 con el inspector Van Veeteren, cuya serie
está formada por diez títulos, y en 2006 creó un nuevo personaje, el también
inspector Barbarotti, que ha protagonizado siete novelas hasta la fecha, la
última en 2021. En ese mismo año, la editorial Destino publicó La noche más oscura, la primera
aparición de Barbarotti, y, tras el
éxito cosechado, ha decidido sacar a la luz en 2022 la segunda novela de la
serie: La raíz del mal.
En esta ocasión, el inspector Gunnar Barbarotti, de ascendencia italiana, decide tomarse unas merecidas vacaciones. Le esperan la isla de Gotland y Marianne, una matrona con la que ha iniciado una relación sentimental que ha puesto fin a una etapa de soledad y de desorientación tras un traumático divorcio. Antes de partir, decide llevarse la correspondencia del buzón de su apartamento, que abre una vez está en la isla. Para su sorpresa, descubre que alguien le ha escrito un mensaje anónimo en el que lo desafía a salvar la vida de una persona a la que está decidido a matar. De inmediato, lo pone en conocimiento de sus superiores para que tomen las medidas oportunas y, tras poner en paz su conciencia, pretende seguir disfrutando de sus vacaciones hasta que le comunican que el asesino ha cumplido su amenaza. Tras recibir una segunda carta del mismo tono, Barbarotti se ve obligado a descubrir la identidad del culpable y a intentar detenerlo antes de que continúe con su carrera de crímenes. Novela densa, de más de seiscientas páginas, en ella se alternan el proceso de investigación de los policías encargados del caso, momentos de la vida privada del inspector (la relación con su nueva pareja, con su exmujer y con sus hijos) y unas memorias en las que, bajo el enigmático título de “Notas de Mousterlin”, el supuesto asesino va contando una tétrica aventura veraniega ocurrida cinco años antes en la costa francesa, que parece contener la clave de las muertes. Pese a su extensión, la trama, repleta de giros y de cambios de ritmo, no decae en ningún momento y nos sumerge en una historia de venganza y de locura, en la que, como en un laberinto de espejos, no se sabe a ciencia cierta qué es verdad y qué son fabulaciones de la mente del asesino, que juega con el inspector Barbarotti (y, por extensión, con el lector) a un juego macabro del gato y del ratón. Sin duda alguna, La raíz del mal es la confirmación de que estamos ante uno de los grandes del género negro nórdico y de que el inspector Barbarotti ha venido para quedarse.
En esta ocasión, el inspector Gunnar Barbarotti, de ascendencia italiana, decide tomarse unas merecidas vacaciones. Le esperan la isla de Gotland y Marianne, una matrona con la que ha iniciado una relación sentimental que ha puesto fin a una etapa de soledad y de desorientación tras un traumático divorcio. Antes de partir, decide llevarse la correspondencia del buzón de su apartamento, que abre una vez está en la isla. Para su sorpresa, descubre que alguien le ha escrito un mensaje anónimo en el que lo desafía a salvar la vida de una persona a la que está decidido a matar. De inmediato, lo pone en conocimiento de sus superiores para que tomen las medidas oportunas y, tras poner en paz su conciencia, pretende seguir disfrutando de sus vacaciones hasta que le comunican que el asesino ha cumplido su amenaza. Tras recibir una segunda carta del mismo tono, Barbarotti se ve obligado a descubrir la identidad del culpable y a intentar detenerlo antes de que continúe con su carrera de crímenes. Novela densa, de más de seiscientas páginas, en ella se alternan el proceso de investigación de los policías encargados del caso, momentos de la vida privada del inspector (la relación con su nueva pareja, con su exmujer y con sus hijos) y unas memorias en las que, bajo el enigmático título de “Notas de Mousterlin”, el supuesto asesino va contando una tétrica aventura veraniega ocurrida cinco años antes en la costa francesa, que parece contener la clave de las muertes. Pese a su extensión, la trama, repleta de giros y de cambios de ritmo, no decae en ningún momento y nos sumerge en una historia de venganza y de locura, en la que, como en un laberinto de espejos, no se sabe a ciencia cierta qué es verdad y qué son fabulaciones de la mente del asesino, que juega con el inspector Barbarotti (y, por extensión, con el lector) a un juego macabro del gato y del ratón. Sin duda alguna, La raíz del mal es la confirmación de que estamos ante uno de los grandes del género negro nórdico y de que el inspector Barbarotti ha venido para quedarse.
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