SOR DETECTIVE
Después de haber visto la luz en varios relatos, sor
Consuelo, la monja investigadora salida de la pluma del escritor jienense
afincado en Córdoba Manuel del Pino (Porcuna. 1971), protagoniza una novela
breve, La clave Goya.
En el museo del Prado, se lleva a cabo un espectacular robo
de varias piezas del Tesoro del Delfín y de uno de los cuadros más enigmáticos
de Goya, Saturno devorando a sus hijos. Pronto
las sospechas recaen sobre Mario Hurtado, un adolescente conflictivo que
mantiene una relación tormentosa con su padrastro, Jacinto Hurtado, que es el
conservador de las Salas Goya del museo y el verdadero ladrón. Mario acaba de
dejar embarazada a su novia, no tiene ninguna perspectiva de futuro y se acerca
peligrosamente al abismo de las drogas. Cuando la Policía encuentra en su
cuarto una mochila con una de las piezas sustraídas, el inspector Leiva y la
subinspectora Carla ―que ya habían protagonizado la primera novela policíaca
del autor, Olivas negras― lo detienen
sin contemplaciones y lo acusan formalmente del robo. Sin embargo, en el
momento en que todo parece perdido para el joven, aparece oportunamente en
escena sor Consuelo, una monjita teresiana menuda y simpática que ha viajado a
Madrid desde Albera ―un ficticio pueblo del Sur― para enseñarles a sus alumnos
las pinturas de la más famosa pinacoteca española. La religiosa ―mujer sagaz y
astuta― se da cuenta pronto de que en este caso las apariencias engañan y,
decidida a sacar al muchacho del embrollo, se embarca en una aventura trepidante
para desenmascarar al auténtico responsable.
En la novela se utiliza con gran maestría la técnica de “la
historia policíaca al revés”, que apareció profusamente en Colombo, la exitosa serie de televisión de los años setenta. En ella, el crimen se presenta al
principio al igual que el culpable y su móvil. De esta forma, el lector conoce
de primera mano y, por tanto, mejor que la Policía, los entresijos de la trama.
A partir de ese momento, la labor del detective ―y lo emocionante de la historia―
consiste en demostrar su culpabilidad. Otro acierto del libro es el diseño de
los personajes, especialmente el de la monja sor Consuelo ―heredera Marple de
Agatha Christie― quien, mediante preguntas socráticas y una tenacidad rayana en
el entrometimiento, acosa al sospechoso cual perro de presa hasta que este
acaba confesando del citado teniente Colombo, del padre Brown de Chesterton y,
sobre todo, de Miss por agotamiento.
Con La clave Goya, Manuel
del Pino ha sabido crear una novela ágil, escrita con un estilo sencillo, en la
que los diálogos y la acción están bien compensados, y que conserva el aroma de
las historias policíacas clásicas.
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