REGRESO A MANDERLEY
Los
tres componentes de todo buen relato breve son un inicio que atrape al lector y
lo anime a seguir leyendo, un desarrollo ágil con escasas descripciones, y un
final sorprendente y abierto que invite a la reflexión. Estos son, precisamente,
los ingredientes fundamentales de Manderley
en venta y otros cuentos, la última obra de la escritora maña Patricia
Esteban Erlés (Zaragoza, 1973), una de las más reputadas cuentistas españolas
de los últimos años (Abierto para
fantoches, Azul ruso, Casa de muñecas), autora también de una novela, Las madres negras, Premio Dos Passos en
2017.
Manderley en venta y otros cuentos es, en realidad,
una reedición revisada y ampliada con dos relatos más de la obra con la que
comenzó su andadura como escritora y con la que fue finalista del Premio
Setenil y consiguió el de Narración Breve de la Universidad de Zaragoza en
2007. Publicada en esta ocasión por Páginas de espuma, reúne doce relatos en
los que la voz narrativa se alterna entre la tercera omnisciente (Una y otra) y la primera de un hombre (De culos y manzanas) o de una mujer (Habitante). Algunos nos hablan de
relaciones perdidas y de desamor (De
culos y manzanas, Vania); otros
son magníficos ejemplos de terror infantil (Historia
de una breve alma en pena, El juego), que recuerdan a El otro, la aclamada novela del actor hollywoodiense Tom Tryon; los
hay que erizan los cabellos (Celebración) y los que dejan una sensación
desagradable de frío en la nuca (Cantalobos);
también encontramos relatos de féminas depredadoras (Una y otra), de asesinas de inspiraciones socráticas (Me puedo hacer verdad) y de perversos
machos que coleccionan señoritas de Trevélez arnichianas con pasmosa crueldad (La más bella del baile); y, en fin, hay
estupendos cuentos de corte surrealista y onírico (Líenea 40, Ada Neuman). Sea cual sea la temática, todos están
escritos con un estilo aparentemente sencillo (que, en algunas ocasiones,
invade intencionadamente el territorio del registro coloquial), pespunteado con
un sutil hilo de ironía y de humor ácido, marca de la casa, que le permite a la
autora elaborar acertadas radiografías de la sociedad actual, poblada de seres
superficiales, obsesionados con el culto al cuerpo y la belleza efímera, como
las protagonistas de Una y otra,
que “hacen pilates y yoga, que siempre
imprime un halo espiritual, una especie de luminosidad facial, un no sé qué que
queda murmurando cuando pasan por la calle y los coches pitan y se asoman a sus
ventanillas innumerables bustos de hombres, petrificados de puro deseo”. Si a
todo esto añadimos las continuas alusiones metaliterarias (Patricia Esteban
Erlés es una escritora culta que bebe de fuentes muy diversas), podemos
concluir que estamos ante un libro de excelente factura que no dejará
indiferente a ningún lector.
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